Un vecino ya veterano, debe tener unos 70 largos, entra en la sede de la Asociación de Vecinos en busca de una subvención que no llega. Para arreglar las tuberías de su casa, dice que es. Es martes, primera hora de la tarde, y los vecinos congregados en la asociación lo matizan. «Aquí no damos las subvenciones, en todo caso las pedimos [ríen]. Pero en eso estamos, se lo hemos dicho al Ayuntamiento». Así es como comienza un debate amistoso en la Guineueta. «Estamos casi todos igual». «A los de Valldaura les ha costado un ojo de la cara». «Tenemos que conseguir que las subvenciones sean retroactivas». Diez minutos después, intercambio de teléfonos con el vecino y vuelta a la reunión vecinal. Los problemas con las tuberías se suman a los retrasos de la urbanización de la «Fase IV», que dicen, y a la falta de ascensores. Es lo que explican al TOT Barcelona los vecinos de la «zona norte» de la Guineueta, que lamentan que el Ayuntamiento los haya dejado fuera del Plan de Barrios.
«Nos dicen que, según no sé qué estudio de la UAB, somos el barrio rico de Nou Barris, pero hay una diferencia histórica entre la zona norte y la sur que en los últimos años se ha puesto en evidencia», explica el presidente de la entidad vecinal, Joaquim Ferri. Los vecinos mantienen que la Guineueta podría dividirse, sin ningún problema, por el paseo de Valldaura. De hecho, Ferri comenta que el mismo Ayuntamiento ha rebautizado oficiosamente el barrio como la Guineueta norte –la suya– y la Guineueta sur. Pero a la hora de la verdad, la Guineueta es una sola. «Muchas decisiones se toman sobre unos datos que no reflejan la realidad», comentan los vecinos. La sensación es que la zona norte tiene muchas más carencias que la sur, y los vecinos están convencidos de que si el nivel adquisitivo se estudiara por separado tendrían acceso «a muchas más ayudas».

Sin acceso al Plan de Barrios
La última reclamación es el Plan de Barrios, del cual no forman parte. Hace tiempo que piden un plan para subvencionar la instalación de ascensores, un centro de día o una residencia de ancianos. Tres proyectos que, entienden ellos, tienen cabida en un Plan de Barrios que este año incorpora 27 de los 73 barrios de Barcelona. El Ayuntamiento recuerda que para determinar «de forma objetiva» los barrios que sufren una situación de vulnerabilidad «más acusada» se utiliza el Indicador de Vulnerabilidad Urbana (IVU), elaborado por el Instituto Metrópoli. Un indicador que deja el conjunto de la Guineueta en un seis sobre diez, siendo diez el mejor nivel y uno el más vulnerable. Para hacerse una idea, algunos ejemplos que sí constan en el Plan de Barrios 2025-2028 son: las zonas de montaña como Torre Baró, Roquetes o Vallbona, que están en un 1; los barrios del eje Besòs, entre el 1 y el 4; y los de Ciutat Vella, entre el 2 y el 5. Hay una excepción, el barrio de Sant Pere, Santa Caterina y la Ribera, que también aparece a pesar de estar en un 6 sobre 10 en el último indicador publicado, del 2020.

Los vecinos del norte de la Guineueta están convencidos de que si se les estudiara por su cuenta el indicador bajaría notablemente. Y insisten: «La Guineueta norte y la Guineueta sur tenemos problemas diferentes. En algunas cuestiones podemos ir de la mano, pero muchos otros no tienen nada que ver», comentan, reunidos en la sede vecinal. El vecindario ve en todo esto una cuestión «política» y explica, a modo de ejemplo, que «los carteles informativos sobre reuniones con el Ayuntamiento [plenos, audiencias públicas…] se quedan en la rambla del cazador; no pegan ninguno en nuestra zona». ¿Os iría mejor si fuerais barrios diferentes? «Quizás sí que valdría la pena segregarnos de la otra Guineueta, pero nos dicen que es un camino largo, difícil y costoso», detalla Ferri.

Un decálogo de peticiones
En todo caso, el vecindario quiere soluciones, independientemente del formato en que estas lleguen. Su decálogo de peticiones particular sitúa en el número uno la urbanización de la «Fase IV», que prevé un lavado de cara al triángulo formado por la rambla del Cazador, la calle de Castor y la Vía Favència. Les han prometido que el próximo mes de noviembre llegará el proyecto ejecutivo, que debería contemplar una reforma del alcantarillado y el soterramiento de cables, entre otros. «Somos de los pocos barrios que tenemos las luces colgando», comentan.
Los vecinos describen la Guineueta norte como un barrio «familiar», forjado sobre todo con los trabajadores que llegaron de ciudades españolas en los años 60 para trabajar en la fábrica. Es pues un barrio ahora bastante envejecido y sin ascensores. Esta reclamación también aparece en el decálogo, aunque se vive con más optimismo después de la modificación del Plan de Mejora Urbana (PMU), que debería acercar el objetivo. Los vecinos también consideran, justamente por este envejecimiento, que tienen derecho a tener un centro de día o una residencia de ancianos.

Tuberías débiles y problemas de amianto
Más allá de estas cuestiones, la Guineueta norte esconde sobre todo dos problemas estructurales relevantes: tuberías muy maltrechas y cimientos castigados por el amianto. El primer asunto, el que provoca una avalancha de vecinos en la puerta de la asociación para pedir ayuda, centra gran parte de la preocupación. El Colegio de Arquitectos, dicen en la entidad, ha admitido la necesidad de cambiar el grosor de las tuberías del barrio. «En algunas construcciones, a partir del séptimo piso ya no llega el agua», se queja la Asociación de Vecinos, que recuerda el caso de un edificio en el paseo Valldaura, esquina con Guineueta, en el que la obra costó 61.000 euros. «Queremos que las ayudas también sean con carácter retroactivo, para poder ayudar a las escaleras que ya han tenido que asumir estos gastos», comenta Ferri.

Por otro lado, la Guineueta no escapa tampoco de los problemas de aluminosis, un problema recurrente en barrios con construcciones baratas de los años sesenta. El Besòs y el Maresme es otro caso de problemas de aluminosis bastante popular. Los vecinos explican que en los años 90 «se forraron los edificios y se reforzaron las vigas de aluminosis». En la escalera de Susanna, también miembro de la asociación, ya han tenido que invertir 16.000 euros –»y todavía lo esperamos, nadie ha comenzado la obra»– para arreglar las vigas del sótano. Es solo el inicio. De hecho, ya preparan alrededor de 8.000 euros más para eliminar la aluminosis del tejado. Sea por este gasto, el de las tuberías o los ascensores, casi todos en la Guineueta norte tienen que preparar la cartera para solucionar algún problema. Un quebradero de cabeza, si no una quimera, para muchos vecinos. Y eso que son el barrio rico de Nou Barris.