El último mapa de rentas de Barcelona no ha dejado muchas sorpresas, con una radiografía similar a la de otros años. Y hay una parte de esta radiografía que llama especialmente la atención. La renta en el distrito de Sarrià–Sant Gervasi, de 35.062 euros, duplica la media de Barcelona, de unos 23.000 euros. La cifra del distrito más rico es muy superior a la de los más desfavorecidos, Ciutat Vella (16.838 euros) y Nou Barris (16.872 euros). Una situación que se replica en el análisis por barrios: el más rico, las Tres Torres (41.430 euros), también está en Sarrià-Sant Gervasi, y el que tiene la renta media más baja, Ciutat Meridiana (11.789 euros), está en Nou Barris.
Pero el área -sección censal- con peor renta está en el Besòs. Sant Martí no aparece en el mapa de barrios pobres, pero suma uno de los cinco barrios con menos ingresos. Es el distrito más desigual de Barcelona con una frontera clara, la Diagonal, que divide dos realidades opuestas. La Vila Olímpica aparece entre los seis barrios con rentas altas de la ciudad, mientras que el Besòs aparece entre los cinco más pobres. Los 44.141 euros de media que gana cada año un vecino de la Vila Olímpica es un 41% más que la media de la ciudad. En cambio, los 14.545 del Besòs y el Maresme representan un 63% menos que un ciudadano medio de Barcelona.
Las diferencias se ven a ambos lados de la Diagonal. La zona baja del distrito, que agrupa el litoral desde las Torres Mapfre hasta el centro comercial de Diagonal Mar, todo el Front Marítim y el barrio del Poblenou, tienen rentas por encima de la media. El Poblenou es el único barrio del litoral de Sant Martí que se acerca, con 24.000 euros. Diagonal Mar y el Front Marítim, con rentas de 26.064 euros, están un 13% por encima. En cambio, el resto de barrios están por debajo de la media de la ciudad. El Clot, el Camp de l’Arpa y Provençals del Poblenou tienen rentas un 10% por debajo de la global. Más abajo, pero aún por encima de la Diagonal, Sant Martí de Provençals tiene ingresos un 15% inferiores a la media, y en la Verneda y la Pau, barrios próximos al Besòs, estos son un 22% más bajos.

Dos realidades paralelas
Sant Martí tiene barrios con ingresos altos, pero poco poblados. Y barrios de pocos recursos bastante poblados. Este hecho explica que no aparezca en la lista de distritos ricos. “Los resultados de Vila Olímpica tienen un impacto menor en Sant Martí que otros casos -el Raval en Ciutat Vella, por ejemplo- porque sus residentes suponen un porcentaje mucho menor del distrito”, resume el estudio del Ayuntamiento. El antropólogo urbano José Mansilla ve el inicio del cambio en la reurbanización posterior a los Juegos Olímpicos de Barcelona ’92. “La diferencia entre rambla de Prim y la Diagonal mar es de un nivel impresionante, y si no se nota más es porque en Diagonal Mar se optó por hacer una especie de ciudad-jardín con poca edificación. Si se hubiera construido al nivel de Tres Torres, por ejemplo, la diferencia se habría ampliado más”, resume.
El antropólogo insiste en que si Diagonal Mar u otras zonas de la Vila Olímpica tuvieran 25.000 habitantes más “la diferencia aún se notaría más”. En todo caso, “aunque el impacto no sea tan grande, es igualmente evidente”. “La diferencia entre arriba y abajo de la Diagonal en Sant Martí se puede comparar, en otros contextos, a la distancia entre Europa y África”, sentencia. El índice Gini, que mide el conjunto de desigualdad en la ciudad, pone datos a esta impresión. Conforme más próximo a 1 sea el coeficiente, más desigual es la región. El índice en Sant Martí es de 0,11. La misma cifra que Ciutat Vella, un punto más que les Corts y Nou Barris y seis más que Gràcia, el distrito menos desigual.

Doble desigualdad, de renta y urbanística
Mansilla ve “complicado” revertir estas diferencias, en parte, por cómo se ha planificado urbanísticamente un conjunto de barrios que en su día se hicieron prácticamente de cero. “Toda la vivienda de Vila Olímpica se vendió en el mercado libre para saldar la deuda de la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona ‘92”, remarca. Esta realidad se repite, con matices, en el Front Marítim y en Diagonal Mar. El profesor señala esta planificación urbanística como el “pecado original”. “Se hicieron barrios para ricos, casi. Para no crear un efecto tan desigual, se debería haber considerado una mezcla de clases que no se hizo”, insiste. Un indicador de esta realidad es el precio de la vivienda.
Tomando como referencia los datos del último año completo, el 2024, por debajo de la Diagonal los precios de alquiler llegan a los 1.300 euros mensuales en todos los barrios. Y en la Vila Olímpica la media llega a los 1.600 euros. El Besòs y el Maresme, en cambio, registraron una media de 850 euros. El resto de barrios oscilan entre los 1.000 y 1.100, con la excepción de Provençals del Poblenou, que supera por poco el millar. Con la compraventa de viviendas las diferencias son similares. Un piso en Diagonal Mar -el duodécimo barrio más caro del Estado- es tres veces más caro que en el Besòs y dos más que en Provençals.

Mansilla vincula esta realidad residencial con las desigualdades expresadas en el informe sobre la renta del Ayuntamiento. Con la llegada de los Juegos, detalla, la zona del litoral cambia el paradigma urbanístico que había con la trama Cerdà y deja atrás lo que se conoce como “ciudad consolidada”. “Tomas una fotografía aérea de Barcelona y ves que no quedan espacios vacíos: se buscaba un equilibrio entre viviendas, zonas verdes compartidas y equipamientos. Esto era típico de Barcelona y los primeros gobiernos socialistas intentan mantenerlo, pero cambia en los años 2000, porque cambia la mirada política y también la sociedad catalana”, resume el antropólogo.
La diferencia entre barrios en Sant Martí es “doblemente evidente”, señala el experto. Los niveles de renta desiguales se suman a un urbanismo muy diferente. «Hay una doble desigualdad, de renta y urbanística» insiste. «Los vecinos del Besòs no tienen el espacio verde que tienen los de Diagonal Mar con los parques nuevos, ni un gran centro comercial ni el acceso a la playa», acaba sentenciando. Una realidad que el experto basa en el historial urbanístico de la zona y que se acaba trasladando a la calle, asegura Mansilla. «Los que están por encima de la Diagonal sienten que la zona de abajo no les pertenece a ellos, a pesar de formar parte del mismo distrito y estar tan cerca».