-Impresiona, ¿eh?
-Esta desolación alrededor me da un poco de angustia. ¡Mira, se ve la playa desde aquí! [dice mientras señala la playa del Litoral, visible desde la pasarela colocada a unos tres pisos de altura y que da acceso a la nave de turbinas por uno de los laterales].
-Me parece que no se puede ir porque está contaminada.
-Vamos, entremos.
[…]
-Vaya, no lo acabo de entender. Está vacío por dentro.
Este es un fragmento de la conversación entre dos mujeres jubiladas que hace unas semanas visitaron por primera vez las Tres Chimeneas de Sant Adrià de Besòs. Como también han hecho decenas de miles de personas desde el pasado 8 de septiembre y hasta este último fin de semana, la celebración de la bienal artística Manifesta 15 ha sido una oportunidad hasta ahora inédita para adentrarse en las entrañas de la antigua central térmica, que desde su cierre en el año 2011 había estado blindada con candado y cerrojo. Solo unos pocos privilegiados como Antoni Pons habían podido en la última década recorrer su esqueleto de hormigón y admirar de cerca la magnificencia de una construcción que ha quedado anclada en el litoral del Besòs como un fósil inmenso. «El éxito de visitas ha ido más allá del mismo Manifesta o del hormigón. Este es un monumento que llama la atención y que hasta ahora había estado vetado. Está claro que no es comparable a la Sagrada Familia, pero es un poco como nuestra Sagrada Familia obrera«, señala.
Pons -que había podido visitar la nave de turbinas en varias ocasiones en calidad de antiguo presidente de la Asociación de Vecinos de Sant Joan Baptista, uno de los núcleos de población más próximos a las Tres Chimeneas- considera que la bienal ha demostrado que había un interés latente por la antigua central más allá de las fronteras de Sant Adrià y que también ha servido como pequeño aperitivo del potencial de un espacio que si no hay cambios en la hoja de ruta marcada por el Plan Director Urbanístico (PDU) vigente desde marzo de 2023 debe acoger en el futuro un gran hub audiovisual. Si este recinto industrial ha sido el gran reclamo del Manifesta, que contaba con un total de 16 sedes repartidas por el área metropolitana, la instalación más visitada de las 21 que se podían ver en las Tres Chimeneas ha sido el espacio Memoria del Humo. En esta sala ubicada en las entrañas de la nave de turbinas se repasaba a través de un montaje de fotografías, textos y piezas audiovisuales la trayectoria de la térmica, su relación con el entorno y las luchas vecinales y obreras vinculadas, tanto las pasadas como las actuales.

A pesar del evidente éxito de público, las entidades locales que han participado en la confección de esta exposición no han quedado del todo satisfechas con el resultado. «No se nos dejó hacer todo lo que queríamos. Han pasado de puntillas por toda la explotación económica y urbanística«, lamenta Pons, haciendo referencia a la construcción de casi 1.800 pisos con equipamientos y alojamientos turísticos que acompaña la transformación de estos terrenos. En la misma línea se pronuncia Roger Hoyos, alma mater de la Plataforma por la conservación de las Tres Chimeneas y portavoz de la Entesa para un gran parque litoral en el Besòs, que agrupa a unas cuarenta entidades vecinales y ecologistas de la zona. «Hemos visto que hay un interés muy grande por conocer la central y su entorno histórico y social. Eso en la muestra está bien tratado, pero se podría haber hecho mejor. No se ha entrado a fondo en el tema urbanístico y hemos tenido que ser nosotros los encargados de hacerlo a través de dossiers y visitas guiadas», apunta. Precisamente, coincidiendo con el último día de la bienal, la Entesa protagonizó el domingo una acción desplegando pancartas en contra de un PDU que tildan de especulativo y reafirmando su apuesta por la renaturalización de esta franja del litoral metropolitano.

Una catástrofe que ha despertado conciencias
El cierre reivindicativo del Manifesta ha sido solo el colofón a unos tres meses de exposición que han sacudido las piezas del tablero. Si la admisión a trámite hace justo un año del recurso contencioso administrativo contra el PDU ya suponía un cambio de escenario para las administraciones implicadas, dado que iniciaba una vía judicial para decidir si se declara nulo o no el planeamiento, la coincidencia en el tiempo de la reapertura de la central con los devastadores efectos de la DANA en la Comunidad Valenciana han provocado una suerte de tormenta perfecta que las ha puesto en el ojo del huracán. Solo con las lluvias de principios del mes de octubre, buena parte de la explanada que va desde la nave de turbinas hasta la valla que da al mar quedó convertida en un lodazal y llena de grandes charcos, inutilizando parte de las instalaciones de la bienal y confirmando de rebote aquello que desde hace tiempo denuncian las entidades contrarias al plan: que se está queriendo edificar en unos terrenos potencialmente inundables.
«Esta última DANA ha ayudado a tomar conciencia del peligro y la comunidad científica cada vez se está pronunciando más contundentemente en contra de la construcción en zonas inundables», afirma Hoyos, que ve un despropósito que se quiera ubicar un nuevo barrio con cerca de 5.000 personas en los márgenes de la desembocadura del río Besòs. Sobre las medidas recientemente anunciadas por el Gobierno de revisión de las actividades permitidas en zonas inundables, el portavoz de la Entesa teme que todo termine en papel mojado, como ya pasó en el año 2021 después de los aguaceros del Montsià con unas declaraciones del entonces vicepresidente Jordi Puigneró, asegurando que se revisarían los criterios de urbanización en cauces y cursos fluviales. «Cuando pasan desgracias como estas todo son buenas intenciones, pero parece que el desarrollo urbanístico sea impermeable a todo esto», lamenta.

Prueba de ello es que, solo una semana después del temporal en la Comunidad Valenciana, el Consorcio del Besòs sacaba a licitación la redacción del proyecto de urbanización de este ámbito, que incluye la planificación de los viales, los servicios y los pasos inferiores, entre otros. «Es incomprensible que digan que revisarán los planes y que mientras tanto se lleven adelante licitaciones como esta», remata Hoyos, que recuerda la contradicción que supone el hecho de que el mismo PDU no siga las directrices que marcan a instancias europeas administraciones como precisamente la Generalitat, sobre todo en lo referente a la liberalización de la costa ante la situación de emergencia climática. «Parece que quieran apresurarse ahora que han crecido las voces críticas», dice a su vez Pons.
¿Mientras tanto, el legado del Manifesta?
Con el adiós de la bienal artística, la antigua térmica entra en terreno desconocido. El espacio de la nave de turbinas -que fue objeto de una primera actuación de acondicionamiento para poder acoger la cita- queda por ahora en desuso a la espera de las obras definitivas de rehabilitación y adecuación para instalar allí el nuevo hub audiovisual, unos trabajos que deberían comenzar a finales de 2026 y que tendrán un coste de cerca de 43,8 millones de euros. Sin las intervenciones artísticas, este recinto de acústica privilegiada queda como una gran caja de hormigón vacía por dentro, con grietas y humedades palpables y coronada por una malla verde para evitar desprendimientos que flanquea una especie de grúa colgada del techo, donde dos ganchos oxidados resisten -junto con unos carteles indicando las medidas de seguridad obligatorias para los operarios- como último vestigio de las funciones pasadas del edificio.

La posibilidad de que este estado letárgico se alargue durante casi dos años es precisamente lo que quieren evitar las entidades agrupadas en la Entesa, que proponen aprovechar el impulso del Manifesta para convertir esta parte de las Tres Chimeneas en una sede cultural. Esta propuesta tiene un doble objetivo: evitar que el recinto permanezca cerrado ahora que por fin ha podido volver a abrir las puertas y mantener la estela artística a través de unos usos culturales de la mano, por ejemplo, del MACBA, haciendo del espacio una especie de «MACBEsòs» que sea compatible con la ampliación y mejora de la muestra Memoria del humo. «Nos preocupa que vuelva a cerrarse, por eso, cualquier utilidad que se le dé es interesante. Nosotros reivindicamos este mientras tanto», insiste Pons.

En este lapso hasta finales de 2026 también se debería decidir si no hay contratiempos qué pasa con el contencioso administrativo. Hoyos confía en que, a pesar de tratarse de un caso tan complejo, la justicia se pronuncie antes del inicio de los trabajos para evitar que una eventual anulación del PDU pillara a los operarios con medio barrio en construcción. «Esperamos que la sentencia llegue mucho antes de la entrada de las máquinas y que todo quede solo en un proyecto. Creo que nos merecemos un litoral renaturalizado después de llevar más de 100 años sufriendo los efectos de la contaminación», concluye.