La buganvilla emblemática que crece desde hace unos 25 años frente y sobre la floristería centenaria de Maria Ponsà, en la rambla de Catalunya con la calle Córcega, se salvará de ser cortada y se convertirá en un pequeño paisaje de Barcelona, lo que permitirá que se preserve. Lo ha explicado la misma Maria Ponsà en TOT Barcelona. Tras un episodio de fuertes vientos, a principios de diciembre, la intención del Ayuntamiento era cortar la planta. Pero una campaña, en la que se han recogido unas 27,000 firmas, ha evitado que la buganvilla se eliminara. Debajo de la planta, se colocará una pérgola o estructura para sostenerla. La buganvilla nace de un alcorque, sube por el árbol y ha convertido la confluencia de las dos calles en un techo de ramas, hojas y flores.
Maria Ponsà ha estado negociando estos meses con el distrito del Eixample. El acuerdo que están a punto de firmar prevé que la buganvilla sea un pequeño paisaje. Se trata de elementos simbólicos de la ciudad, que forman parte del paisaje urbano, como el termómetro de Cottet, el grumete del mercado del Ninot, el búho de la Diagonal, o la pintada del miliciano desconocido de la plaza de Sant Josep Oriol. Entre esos elementos también hay árboles, como el Pino de las Corts, ligado a la historia del Barça, y la encina del paseo de Gràcia, frente al Palau Robert.
Parques y Jardines quería cortar la planta
El problema de la buganvilla comenzó el 7 de diciembre, a consecuencia de unos fuertes vientos. «Bajó unos 30 centímetros. Se podó para que no fuera peligroso y se pidió a Parques y Jardines que perimetraran la zona. Fue por prudencia, para que la buganvilla no hubiera caído y hecho daño a una persona», opina Maria. Pocos días después, operarios de Parques y Jardines se presentaron en la floristería para cortar la planta. Parques y Jardines veía riesgo. En ese momento, en el establecimiento, estaba una compañera de Maria, Clara Mateu. «Su idea era dejar la buganvilla a un metro del suelo», detalla Clara.

Carteles informativos y repercusión mediática
Aquel día, los operarios se marcharon sin cortar la planta. El consistorio dio a Maria y Clara una tregua de 24 horas antes de regresar con una grúa. Maria decidió colocar unos carteles frente a la tienda informando de la situación. «Eran unos carteles informativos, no reivindicativos. En ningún caso eran contra el Ayuntamiento». La repercusión mediática fue importante y miles de personas firmaron para salvar la planta. Ahora, con la situación resuelta, los carteles han sido retirados.
Según dice Maria, el acuerdo con el Ayuntamiento permitirá que la buganvilla sea incluida dentro de los Pequeños paisajes de la ciudad. El libro de los Pequeños paisajes concreta que «el programa de actuación consiste en identificar, recuperar y poner en valor objetos y detalles cotidianos que confieren carácter a la ciudad. Es una tarea constante de redescubrimiento de nuevos elementos, hasta ahora olvidados, para devolverles la apariencia original y mantenerlos vivos en la memoria colectiva de los barceloneses». El expresidente de la asociación de restauradores y hoteleros de la rambla de Catalunya Alberto Mejías destaca la importancia de que la buganvilla sea un pequeño paisaje de la ciudad, lo que ayudará a preservar «un símbolo» de la rambla de Catalunya.
Aunque el acuerdo con el Ayuntamiento, Maria Ponsa y Clara Mateu seguirán encargándose del mantenimiento de la buganvilla. «Hemos pedido al Ayuntamiento hacer el mantenimiento nosotros como hasta ahora. Ya conocemos la planta. Está muy consentida. No está acostumbrada a podas drásticas, sino que se va podando a lo largo de todo el año. Nosotros hacemos la poda pequeña». Y un jardinero hace una vez al año la poda más grande.

Una estructura sostendrá la planta
Por otro lado, debajo de la planta se instalará una «pérgola o estructura muy ligera», que fabricará un ingeniero de Barcelona, que sostenga la buganvilla y la proteja. «La planta se levantará con unas grúas hidráulicas y la pérgola no tocará la fachada», dice Maria. La propietaria de la floristería quiere ser prudente, pero se muestra muy contenta y tranquila tras la última reunión con el distrito del Eixample. «Estamos muy agradecidos al Ayuntamiento».
La buganvilla nació de un proyecto municipal hace 25 años, que invitaba a plantar en los alcorques de los árboles, subraya Maria en TOT. Ya en 2018, la floristería tuvo problemas con el Ayuntamiento por la buganvilla y la propietaria fue multada con 1,800 euros, recuerda. También aquella vez las firmas de la ciudadanía la salvaron.


