El ejecutivo de Jaume Collboni se ha enredado con el plan específico de reducción de ruido del paseo del Born. El gobierno socialista estimó parcialmente las alegaciones formuladas por diferentes actores económicos, entre ellos el Gremi de Restauració, y archivó el expediente el pasado 27 de noviembre. La medida se presentó a finales de enero para reducir los niveles de ruido por debajo de los 65 decibelios, pero los restauradores alegaban que el texto tenía carencias jurídicas. El teniente de alcalde y concejal de Ciutat Vella, Albert Batlle, aclaró en el consejo de distrito de diciembre que todo se trata de un trámite para evitar nuevos obstáculos judiciales y que la comisión de gobierno ha aprobado una versión nueva del texto, un mes más tarde después de suspender el proyecto original.
El trasfondo de este enredo administrativo, que ha causado confusión tanto a vecinos como a sectores económicos, nace con una sentencia del TSJC que anula –a instancia del Gremi– dos anexos de la ordenanza de Medio Ambiente referentes a protección atmosférica y contaminación acústica. El plan de ruido bebía de esta modificación y desde el ejecutivo municipal aseguran que se ha archivado para «evitar una larga espera judicial». «La judicialización puede afectar al plan que estaba en vigor y no queremos esperar si se alarga el proceso judicial, por eso hemos archivado el plan anterior e inmediatamente hemos llevado a aprobación inicial uno nuevo», concretan desde el ejecutivo. La comisión de gobierno de diciembre ha aprobado una adaptación del plan original, con un coste adicional de unos 7.000 euros, para asegurar que el plan de reducción de ruido sea legal y aplicable. Desde el ejecutivo no han concretado qué cambios incorpora el nuevo texto que se ha llevado a aprobación inicial.
El Gremi de Restauració, que había cuestionado la legalidad del plan de reducción de ruido, interpreta el movimiento como un intento de enmendar los defectos legales detectados por los restauradores. El sector continúa defendiendo que los mismos informes municipales «sitúan los problemas generados por los altavoces y los botellones por encima de los que generan las terrazas» y que el texto contenía irregularidades legales. El plan contra el ruido afectaba a 19 bares y restaurantes del paseo del Born y 35 terrazas; 16 presentaron alegaciones a través del Gremi y otro lo hizo a título individual.
En conversación con Tot Barcelona, Roger Pallarols, director del Gremi, pide “iniciar una nueva etapa” buscando “de verdad” la complicidad de los restauradores. “Es muy difícil que la restauración pueda ser cómplice de ningún proceso si el Ayuntamiento actúa desde la amenaza”, advierte Pallarols. El plan presentado por el teniente y concejal de Ciutat Vella, Albert Batlle, ofrecía un horizonte de medidas graduales que podían acabar “en la reducción de los horarios habituales de restaurantes, bares, terrazas o establecimientos de alimentación y de conveniencia, estableciendo la hora de cierre una hora antes, y que podría ser, en siguientes fases, hasta dos horas antes de lo que establece la normativa actualmente”.
Pallarols, con quien el Ayuntamiento pactó una nueva ordenanza de terrazas a inicios de mandato, acusa ahora al consistorio de “romper todo espíritu de colaboración y entendimiento” e insiste en que “busca culpables donde no los hay”. El Gremi dice que las quejas no son compartidas por todos los vecinos y que las terrazas “no son el problema de Ciutat Vella”. Según los datos de los sonómetros instalados en la zona y la evaluación de las quejas recogidas por la Guardia Urbana –103 en total–, el ruido en el área del Born está principalmente vinculado con molestias causadas por personas en el espacio público (un 55% de las quejas recogidas) y por ruido de los locales (un 26%).
Los vecinos critican que el gobierno «equipare» ocio y descanso
Los vecinos no solo discrepan con el Gremi de Restauració, sino que también acusan al teniente de alcaldía Batlle de “equiparar” derechos fundamentales como el descanso con el ocio nocturno. “La constitución dice que el ocio se debe facilitar en el marco de la protección de la salud”, alega Jordi Badia, de la Xarxa Veïnal Contra el Soroll (XAVECS). El activista vecinal opta por la ironía para cuestionar que Collboni «está convirtiendo el Gremi en la sexta tenencia de alcaldía» y lamenta «que siempre acepte sus alegaciones». “El Ayuntamiento tiene un servicio jurídico con profesionales detrás, pero últimamente todo lo que presenta el Gremi en los juzgados acaba tumbando medidas del gobierno”, añade también Badia, cansado de que los tribunales difuminen los planes contra el ruido.
El presidente de la XAVECS responde al Gremi que las terrazas forman parte de una «cadena» que complica el día a día de los afectados. «Estamos hablando de terrazas y discotecas, en diferentes lugares de Barcelona; patinadores en la plaza dels Àngels, etcétera. Todo son vulneraciones de derechos fundamentales, que se unen unas a las otras. En la plaza George Orwell [que ya no tiene restricciones horarias] tenemos terrazas ocupándolo todo con clientes que después pasan a hacer botellón o jaleo», comenta Badia.
El enredo del plan ha sorprendido a los vecinos de la zona, que hasta ahora no tenían noticias de posibles problemas jurídicos. En la última audiencia pública del distrito –uno de los órganos de participación vecinales–, el Ayuntamiento defendió las bondades de un plan que ha sido archivado. Hasari Lafuente, vecino de la calle dels Ases –a medio minuto del paseo del Born– se quejó de dos locales nocturnos. “La respuesta fue que los locales tienen un expediente abierto, sin que nosotros hayamos notado ningún cambio, y que existe este plan que ahora no sabemos cómo queda”, comenta el vecino a preguntas de este diario.
Lafuente ve “ridículo” estas idas y venidas y recuerda que no son cuatro vecinos “amargados” que se quejan. “Mi esposa y yo nos medicamos para dormir. Ella lleva muchos años viviendo aquí y sufre de ansiedad”, relata el afectado. Contundente, afirma que vivir alrededor del paseo del Born “es como vivir en un centro comercial” y que el ruido es continuo todo el día. “Constantemente hay locales en obras, porque son negocios efímeros, grupos de turistas, karaokes o gente en los restaurantes”, describe el vecino.
No es el único plan de ruido archivado
Durante los mandatos de Colau, el ejecutivo impulsó dos planes similares en la plaza George Orwell (el Gòtic) y en la plaza Joaquim Costa (Raval), pero Batlle los retiró alegando –con argumentos similares a los del Born– que había un procedimiento judicial en marcha que amenazaba con tumbarlos. Los Comuns también dejaron listos dos planes más contra el ruido en la Barceloneta y el Cas Antic que Batlle no llegó a firmar. El último plan, el del Born, había salido del ejecutivo socialista. “Hasta ahora el argumento era que los Comuns lo habían hecho mal y que ellos lo harían bien, pero ahora no puede decir eso”, apunta Jordi Rabassa, concejal del distrito con Colau y ahora miembro de la oposición.
Los Comuns habían intentado presionar a Collboni con un plan aún más restrictivo del que proponía para el Born. “Si Batlle cree que con la Guardia Urbana ya lo podrá solucionar, de acuerdo. Primero, que nos lo explique. Y después, que la Urbana no tiene esa capacidad porque hay mucha gente en el centro. Y seguramente no es su trabajo. Lo que se necesita son medidas para minimizar las horas en que puede haber concentraciones en la calle, y hay actividades económicas que deben cerrar antes”, insiste Rabassa. “A mí se me criticó mucho por el vecindario, sé que mis medidas no solucionaban el problema del ruido, pero era un primer paso para después tomar otras”, defiende el concejal de los Comuns. A la espera de conocer qué pasos tomará ahora el gobierno, las posturas entre la oposición, los vecinos y los restauradores del Born continúan enfrentadas.
