Paradistas, comerciantes y ciudadanos de Barcelona se han reunido este jueves al Mercado de la Boqueria por despedir por última vez el antiguo propietario del bar Pinocho, Joan Bayén, más conocido a Juanito, que murió el pasado martes a los 88 años. Una vez ha acabado la ceremonia del funeral, el coche fúnebre ha viajado hasta las puertas de la Boqueria donde decenas de personas le han querido dedicar un último homenaje a ritmo de un himno barcelonés y su canción preferida:
Además de todas las caras conocidas del mercado y miembros de la familia de Juanito, a la cita tampoco han querido faltar caras conocidas como el regidor de Ciutat Vella, Jordi Rabassa, el alcaldable socialista a las elecciones municipales, Jaume Collboni, o la regidora de Comercio, Montserrat Ballarín. Y, como ya es costumbre al mercado, los turistas que se encontraban de visita en el mercado en aquel momento también se han querido acercar a sacar el jefe.

Eduard Soley, el comerciante que ha sido el vecino de Pinocho durante muchos años al mercado, le ha querido dedicar unas palabras: «Desde un metro cuadrado ha acontecido el personaje más popular de la historia de nuestra estimada Boqueria. Siempre con su sonrisa, los pulgares levantados y su actitud alegre hacia los clientes, donde hacía que cada cual se sintiera especial», ha relatado Soley. Al mercado se ha colocado una fotografía suya y 88 rosas blancas para recordar el que ya es un símbolo de la ciudad.

Un final convulso
Juanito pasó toda su vida al bar. 75 años detrás la barra. Pocas horas después de su muerte, un despacho de abogados ha destapado un escrito que había dejado preparado Joan Bayén porque se hiciera público una vez traspasada. El documento, al cual ha tenido acceso lo TODO Barcelona, se relata el trato vejatorio a que fue sometido Juanito en la última etapa del bar por parte de sus familiares.