El delegado de los jesuitas en Cataluña, Pau Vidal, ha asegurado que a la institución religiosa imperaba la «cultura del silencio» y que se intentaba «proteger el abusador y la institución» mientras que «la víctima no estaba en la ecuación». En una entrevista en Catalunya Ràdio, Vidal ha admitido que la compañía religiosa no actuó contra los casos de abusos a menores porque «por desgracia, no había voluntad de entender que era un delito abusar sexualmente de menores».

En este aspecto, Vidal ha lamentado que la iglesia tuviera constancia de que existían estos abusos a menores, pero que «no reconocían el grave mal que pueden causar los abusos a menores». El delegado en Cataluña ha calificado la gestión de ser «nefasta» y señala que hoy en día todavía hay personas que no reconocen «la gravedad de los hechos».

Una imagen de archivo de los Jesuitas de Caspe / Fundación Jesuitas de Caspe
Una imagen de archivo del centro educativo de los Jesuitas de Caspe / Fundación Jesuitas de Caspe

El cambio de los jesuitas

En lo entrevista, Vidal se ha indignado al ver que las personas que mandaban a la institución religiosa «no actuaron» para parar los hechos todo y que asegura que ahora se ha producido un cambio dentro de los jesuitas y que están comprometidos a esclarecer el pasado y que bien pronto se darán a conocer los resultados de la investigación interna realizada. Vidal añade que se están asumiendo responsabilidades dentro de la institución religiosa haciéndose cargo de los gastos económicos, de los tratamientos psicológicos y las indemnizaciones.

En cuanto a la continuidad de uno de los denunciados, Francesc Peris -de 80 años-, en una comunidad de jesuitas; Vidal justifica que está en una especie de arresto domiciliario «para evitar que pueda volver a cometer un delito» y que se ha optado por esta medida para garantizar «responsabilidad social». Además, Vidal ha añadido que Peris no puede salir de la comunidad donde vive y que tiene las visitas restringidas.

Nou comentari

Comparteix

Icona de pantalla completa