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La tierra quemada del Gótico devora una librería diferente fundada en 1989

Pocas personas pueden presumir de haber sido las primeras en colocar un libro en el estante de una librería. Francesc Castel es uno de los miembros de este grupo privilegiado. Este librero empezó en marzo del 1989 como empleado en Stock Llibres, un negocio con una aura diferente y precios asequibles ubicado en un local de alquiler en el número 29 de la calle Comtal, en pleno corazón del barrio Gótico. La jubilación del hasta entonces propietario hizo que este hombre asumiera el timón del establecimiento solo cuatro años después de su inauguración. De esto hace ahora 31 años. «Desde que abrimos, no ha pasado un día que no consiguiera vender al menos un libro«, afirma orgulloso.

Casi cuatro décadas después de estrenarse detrás del mostrador, Castel ha decidido finalmente bajar la persiana del establecimiento el próximo 29 de junio. Lo hará a regañadientes, forzado por la difícil situación económica que pasa el negocio a causa del aumento del alquiler y de la despersonalización de un barrio que ya poco tiene que ver con el que se encontró cuando abrieron en 1989. «Renové el contrato en febrero del 2020. Era consciente del precio que estaba pagando, pero intuía que era posible cuadrar los números. Un mes después estalló la pandemia y tuvimos que cerrar durante tres meses«, recuerda.

La librería salvó este difícil escenario gracias en buena parte a la rebaja de una parte del alquiler y pudo pagar los pagos atrasados con la propiedad por los tres meses sin ingresos. Así llegaron al 2021, sin deudas, pero sin beneficios. El negocio apenas flotaba y el escenario pospandémico lo acabó de hundir todavía más. «El coronavirus cambió los hábitos de la gente que pasea por las calles del centro y también el tejido social se resintió. Ciutat Vella ya no tiene barrio, está todo vendido a inversores extranjeros«, lamenta Castel, que ha visto como en los últimos años acababan de cerrar las pocas tiendas históricas supervivientes de la calle Comtal y se sustituían por comercios enfocados al turismo.

Un problema de fondo en el centro de la ciudad

El golpe definitivo para Stock Llibres ha sido la subida reciente de casi el 14% del IPC. Si sumamos esto a la presión por el elevado precio del alquiler que ya pagaba y al aumento en las tarifas de los suministros y de los gastos ordinarios, el resultado es un cóctel explosivo que hace que sea insostenible mantener el negocio. «Tenía contrato durante seis años más, pero no salen los números«, reconoce cabizbajo el librero.

Sin embargo, Castel considera que el problema de fondo es este cambio social que viven zonas del centro de Barcelona como el Gótico, donde la lista de establecimientos emblemáticos que bajan la persiana no deja de engrosarse, convirtiendo el barrio más bien en un lugar sin personalidad azotado por esta política de tierra quemada que imponen las grandes cadenas y los incontables negocios de souvenirs que abren y cierran de un día para el otro. «La prueba es que, en este tiempo que hemos estado hablando, no te he tenido que parar ni un momento para atender a un cliente. Ahora mismo solo somos dos personas en la tienda», reflexiona.

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