Personas andando por donde antes había coches. Plazas escoltadas por palmeras que cambian un paisaje antes dominado por el asfalto. Comercios cada vez más refinados, de estilo moderno y orientados al turismo. Fincas enteras en venta. Reformas que suben el precio del alquiler. Turistas curiosos paseando donde antes había vecinos. Vecinos expulsados.
Este es el retrato de uno de los distritos de Barcelona más castigados por la gentrificación: el Eixample. Los factores que conforman este retrato, pero, podrían intensificarse más si la supermanzana Eixample acaba contribuyendo a agrandar los efectos de la gentrificación. Se trata de uno de los actuales temas de debate porque anteriormente se han producido situaciones similares. Tal como recuerda en declaraciones al TOT Barcelona el antropólogo y profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), José Mansilla, “cualquier” obra de mejora en una ciudad como Barcelona revaloriza la zona donde se hace y, en consecuencia, suben los precios. “Quienes tienen el monopolio sobre este suelo urbano, tienen una capacidad todavía mayor de decir cuál será el precio final una vez hecha la obra de mejora. Esto pasa cuando se pacifica una zona, cuando se abre un Centro de Atención Primaria (JEFE), cuando se construye una estación de metro, cuando la playa está cerca…”, dice y, a la vez, deja claro que esto no quiere decir que no se tengan que hacer mejoras en las ciudades ni que estas sean el problema. “Hay que intervenir porque todas las ciudades necesitan mejoras, transformarse, adaptarse…”, añade.
Esperanza en la regulación de los alquileres
En el caso de la supermanzana Eixample, pero, la tendencia podría no ser la misma. Mansilla sostiene que, de momento, solo se ha notado en casos “muy puntuales”, como la Casa Orsola. La finca, ubicada en el número 137 de la calle de Calàbria —barrio del Esquerra del Eixample—, fue comprada después de que se anunciara el proyecto de pacificación por el fondo buitre Lioness Inversiones, quien avisó a los vecinos que no les renovaría el contrato. Más allá de casos como este, Mansilla dice que para ver si se acaban produciendo dinámicas más generales todavía hay que esperar. Al mismo tiempo, pero, se muestra confiado que la regulación de los alquileres, que en Catalunya entrará en vigor el próximo mes de febrero, sea capaz de frenar la subida del precio de la vivienda.

La situación que atraviesa la vivienda es crítica desde hace tiempo. Las cifras hablan por sí mismas. Según los últimos datos del Instituto Catalán del Suelo (Incasòl), en el tercer trimestre del 2023 el precio se ensartó hasta los 1.171 euros de media, lo cual supone un incremento de casi 100 euros respecto al año anterior. Es por eso que el presidente de la Asociación de Vecinos de la Dreta de l’Eixample, Jaume Artigues, no ha notado gentrificación a raíz de la supermanzana Eixample, sino que, como buena parte de los barceloneses, ve subidas “generalizadas” en el precio de la vivienda.
Tal como subraya en declaraciones al TOT, este barrio está especialmente afectado. Según el recuento hecho por la entidad vecinal, entre el 2016 y el 2023 han surgido 74 promociones de fincas de lujo. También recuerdan que hay fundes buitre que compran fincas enteras, las reforman y expulsan los vecinos. “Lo que más nos llega son casos de gente que están echando de casa. En el edificio del número 347 de la calle de Diputació, por ejemplo, solo queda un vecino con contrato indefinido, Xavier Olivé, y dice que se queda”, indica. Una opinión diferente es la del presidente del eje comercial Coreixample, Xavier Llobet, quien explica que la expulsión del vecindario “se ha intensificado” con el estreno de la supermanzana Eixample. Además, tiene constancia que la calle de Consell de Cent está «muy solicitado” por parte de particulares y fondos buitre que quieren comprar pisos.
Revalorización comercial
El comercio es el otro factor que se puede ver alterado en caso de gentrificación. En este sentido, Mansilla sí que considera que con el tiempo se puede producir una revalorización comercial en ciertos tramos. Concretamente, habla de los más próximos al paseo de Gràcia, donde se pueden llegar a sustituir comercios de toda la vida por otros orientados al turismo. Por su parte, Llobet pronostica un escenario peor para el comercio del barrio. «Grandes marcas o comercios turísticos expulsarán el pequeño comercio porque no todo el mundo podrá pagar alquileres de, por ejemplo, 6.000 euros en el mes”, advierte. En cuanto al presente, Artigas reconoce que el paisaje comercial está cambiando. Un ejemplo son los establecimientos especializados en brunch —un tipo de almorzar / comer orientado al público extranjero—. Anteriormente, ya había, pero en los últimos meses, admite, “las aperturas se han acelerado”.

Es evidente que detrás de la supermanzana Eixample hay mucho de tiempo de análisis previo. Sobre la previsión que hizo el anterior gobierno de la exalcaldesa Ada Colau antes de empezar las obras, Mansilla recuerda que se hizo un estudio sobre el impacto que tendría en el precio de la vivienda. Concluyó, entre otros, que no tendría efectos demasiado significativos porque la ciudad ya estaba perseguida por la presión inmobiliaria y, por lo tanto, el precio subiría igualmente. “Es decir, sería un factor más que contribuiría a la gentrificación, pero no tan significativo”. Donde sí que, según apunta, se previó que tendría más repercusión es en el precio de los alquileres de los locales comerciales, que aumentarían hasta un 20%.
Otra cosa que el anterior gobierno municipal analizó en la hora de planificar el proyecto fue la elección del lugar. Mansilla pone sobre la mesa el peso político que tuvo elegir el Eixample, el distrito que sufre más contaminación y dónde, a la vez, había votos que los Comuns querían captar de cara a las elecciones municipales del pasado 28 de mayo. “Cómo creían que tenían garantizados los votos de las clases populares, se propusieron conseguir el apoyo de parte de la clase mediana y alta con esta pacificación. En parte, funcionó: los Comuns consiguieron en el Eixample más votos que a las anteriores elecciones. En la periferia, pero, el PSC les pasó por delante”, concluye.





