Un grupo de feligreses se han encerrado en la iglesia del Esperit Sant, en la travesía de Gràcia, 401, que se tiene que derribar. Desde hace alrededor de una semana estos vecinos custodian, las 24 horas del día, la capilla anexa de adoración perpetua para evitar que el cura retire «la Sagrada Forma», explica Jorge Ollés. Si no hay atrasos, la previsión es que los trabajos empiecen el 2 de mayo. El equipamiento eclesiástico tiene que ir al suelo para construir en el solar una nueva facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Blanquerna-Ramon Llull.
Dentro de la iglesia, otra feligresa precisa que el Arzobispado ha ordenado al rector, Josep Maria Llorca, que retire el santísimo sacramento antes del inicio de obras, pero siempre que ha ido él, u otros padres, los vecinos no les han dejado pasar. «Hace dos miércoles nos avisó que vendría a cerrar la capilla, pero como es un espacio de adoración perpetua, decidimos que no le dejaríamos entrar». Desde entonces, a todas horas, sea noche o día, hay personas custodiando el santísimo y otros objetos de culto religioso. En declaraciones a

Salvar el gran vitral del interior
Además, los feligreses han presentado una demanda para que se dicten medidas cautelares para evitar que se derribe la iglesia, con el objetivo de salvar el gran vitral que hay en el equipamiento religioso, creado por el taller Raventós en los años 60. Según los creyentes, tiene un valor patrimonial porque se hizo con una técnica artística que ya no se utiliza. Ollés afirma que técnicos de la Generalitat han pasado ya por la iglesia para hacer una valoración. En la audiencia pública del distrito de Horta-Guinardó, el regidor, Lluís Rabell, subrayó que se había pedido un informe sobre el vitral. En conversación con el TOT, a principios de abril, fuentes del Arzobispado dijeron que “es un vitral hormigonado”, y, a pesar de que no está catalogado, “se trabaja en la forma de conservarlo o digitalizarlo”.
Tal como ha podido comprobar este medio, y se puede ver en la imagen que hay bajo estas líneas, la iglesia ya ha sido desmantelada y está totalmente vacía. El proyecto arrastra varios meses de atrasos, ya que las previsiones iniciales eran que la parroquia se derribara en otoño. En el solar se levantará la citada facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Ramon Llull, después de que el centro educativo y el Arzobispado cerraron un acuerdo a mediados de 2022 para la cesión del derecho de superficie de una parte de la finca. La facultad tendrá más de 4.000 metros cuadrados, y el edificio dispondrá de una nueva capilla, eso sí, bastante más pequeña que la iglesia actual, con una superficie máxima para usos parroquiales de 713 metros cuadrados. Las obras se alargarán entre dos y tres años.

Traslado de la actividad pastoral
El pasado 17 de marzo, el obispo auxiliar de Barcelona, Javier Vilanova, informó a los feligreses del traslado de la actividad pastoral a la capilla del Hospital de Sant Pau y de la Santa Creu mientras duren las obras. Desde el Arzobispado, aseguran que una vez acabadas las nuevas edificaciones, “la actividad pastoral de la iglesia del Esperit Sant volverá al nuevo templo parroquial”. La última celebración eucarística antes del derribo se hizo el Domingo de Pascua.
Los feligreses se oponen al derribo de la iglesia desde que conocieron el proyecto. En esta línea, el 19 de marzo pasado, iniciaron una recogida de firmas, a través de Change.org, para pararlo. Hasta la publicación de este artículo, se habían recogido más de 9.500 firmas.