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La transformación en espejo del gran esqueleto de hormigón del Eixample

Las obras han vuelto al número 81 de la avenida de Roma. Los operarios hace meses que trabajan en la remodelación del gran esqueleto de hormigón que desde hace cerca de una década preside este punto de la Nova Esquerra de l’Eixample, entre las calles de Calabria y Viladomat. Se trata del conocido como edificio Estel, una construcción erigida entre los años 1972 y 1975 que durante más de tres décadas fue la sede de la empresa Telefónica en Barcelona y que ahora se convertirá en el nuevo hub de innovación global de la farmacéutica AstraZeneca.

Este coloso de 73.000 m² de suelo edificable ha vivido desde el 2007 una verdadera odisea de cambios de propiedad y de proyectos defenestrados que propiciaron su degradación hasta el punto que la Guardia Urbana tuvo que precintarlo. En el año 2015 se empezaron unos trabajos para transformar el aspecto exterior opaco que hasta entonces había tenido el edificio, se vaciaron los ventanales tapados por láminas de color blanco cromado y se dejó el inmueble del todo pelado, solo con la estructura interior de hormigón. Cubierta con mallas o sin, la gigantesca construcción de 14 plantas se mantuvo de este modo hasta ahora hace casi un año, cuando los actuales propietarios anunciaron el inicio de los trabajos para convertir las instalaciones en un macrocomplejo de oficinas de más de 51.000 m².

A pesar de haber empezado hace meses, los avances de la reforma -que costará cerca de 80 millones de euros– no se han hecho especialmente palpables hasta hace pocas semanas, cuando los operarios empezaron a montar unas grandes estructuras de vidrio para tapar los agujeros abiertos desde hace cerca de una década con el vaciado de las ventanas. El contraste entre las partes donde todavía es visible el esqueleto de hormigón y estas nuevas láminas es impactante. Con el nuevo aspecto, el edificio provoca una especie de efecto de espejo, un fenómeno que dota el coloso de una apariencia de ligereza y luminosidad que nunca había tenido y que ayuda a integrarlo en una zona del Eixample donde encontrar inmuebles de este estilo y dimensiones es prácticamente una anomalía.

El edificio Estrella, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, está en obras para acoger el nuevo hub de AstraZeneca / A.R.
El edificio Estel, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, está en obras para acoger el nuevo hub de AstraZeneca / A.R.

Sello azulgrana y primer cambio de manos

Los orígenes del edificio Estel se remontan a la década de los setenta, cuando el arquitecto barcelonés Francesc Mitjans Miró empezó a proyectar un inmueble que vería finalmente la luz sobre plano en el año 1972. Mitjans Miró afrontaba este proyecto después del complejo encargo de diseñar de la mano de Josep Soteras Mauri y Lorenzo García Barbón el Camp Nou primigenio, que se inauguró el 24 de septiembre del 1957 y la fisonomía del cual quedó escondida bajo las reformas que se hicieron posteriormente en los años 1982 y 1994. Las obras de este coloso se acabarían finalmente el 1975, el mismo año que Telefónica se instalaría en el recinto, utilizando muchas de las plantas como espacio para ordenadores, hecho que explica que las ventanas se cubrieran con estas láminas opacas de color blanco cromado.

La imponente construcción pasó sin pena ni gloria durante más de 30 años hasta que la compañía de telecomunicaciones decide en 2007, en pleno momento álgido de la burbuja inmobiliaria, vender el edificio por 220 millones de euros al fondo de capital riesgo Carlyle. Los nuevos propietarios acusaron rápidamente la fuerte inversión realizada en estos terrenos y grupo inversor acabó quebrando con el estallido de la crisis, dejando el inmueble en tierra de nadie. Con la salida definitiva de Telefónica el 2011, el Estel fue objeto de una infinidad de saqueos y robos por parte de ladrones que buscaban cobre o cualquier otro metal susceptible de ser revendido en el mercado negro. Esto contribuyó a acelerar su degradación, convirtiéndolo en un polo de atracción para los grafiteros y en un espacio utilizado recurrentemente por los sintecho para buscar cobijo y refugiarse del frío de la calle.

El edificio Estrella, antigua sede de Telefónica, durante sus años de degradación / Pere López Brosa
El edificio Estel, antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, durante sus años de degradación todavía con su aspecto original / Pere López Brosa

La maldición del edificio fantasma

Después de que las numerosas quejas del vecindario por el lamentable estado del edificio obligaran a la Guardia Urbana a precintarlo sin demasiado éxito, el fondo asiático Platinum Estates decidió comprar el inmueble el febrero del 2014 por una cuarta parte del importe pagado siete años antes por el fondo Carlyle. Los nuevos propietarios tenían la intención de convertir este coloso en ruinas en un complejo con cerca de 200 pisos de lujo y un gran hotel de cinco estrellas. Se pusieron varios proyectos sobre la mesa e incluso se iniciaron las obras de reforma con las cuales se vaciaron los ventanales, dejando al descubierto la piel interior de hormigón del conjunto.

Todo ello fue tan solo un espejismo. La llegada de Ada Colau a la alcaldía de Barcelona vino de la mano de la moratoria hotelera, una polémica medida que frustró este cambio de uso del Estel y que evitó que ninguna de las propuestas planteadas acabara llegando a buen puerto. El bloqueo de la transformación del edificio se alargó hasta principios del 2018, cuando finalmente lo adquirió por una cantidad que no transcendió la sociedad Fiscalter Inversiones 2013, un fondo propiedad de la familia india Gidwani. Los nuevos titulares se pusieron rápidamente las pilas y a mediados de aquel mismo año ya habían iniciado los trabajos para convertir el inmueble en 421 pisos de lujo y 575 plazas de aparcamiento. Los promotores, sin embargo, se encontraron con un inconveniente que no esperaban: las quejas de los vecinos por el ruido de los operarios motivaron una inspección municipal que acabó destapando irregularidades en las obras.

Así pues, la propiedad se vio forzada a pedir una segunda licencia casi un año después de la primera que se tradujo en una reducción de casi la mitad de los pisos de lujo planteados inicialmente. Ante las numerosas trabas administrativas, el proyecto acabó finalmente guardado en un cajón. No fue hasta finales de junio del 2022 que los promotores optaron por cambiar de estrategia y solicitaron al consistorio un cambio de uso de los terrenos para poder transformarlos en uno complejo de oficinas de alquiler. La propuesta -que también preveía ubicar cuatro locales comerciales o de restauración y zonas de aparcamiento- consiguió recibir el visto bueno del Ayuntamiento ahora hace justo un año y procedió a pagar una cifra próxima a los 1,73 millones en tasas e impuestos para poder desbloquear las obras.

El edificio Estrella, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, está en obras para acoger el nuevo hub de AstraZeneca / A.R.
El edificio Estel, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, está en obras para acoger el nuevo hub de AstraZeneca / A.R.

Un último giro de guion?

El caso de este edificio tuvo el enésimo giro de guion a principios de este mismo año. Después de anunciar durante los primeros meses del 2023 su intención de invertir 800 millones de euros en un hub en la capital catalana, la farmacéutica AstraZeneca confirmaba a finales del pasado enero que la ubicación elegida era el Estel. La fuerte apuesta de la multinacional acabó por enterrar el proyecto del complejo de oficinas de alquiler que habían planteado los promotores y dieron alas a los trabajos de remodelación, que desde entonces han cogido velocidad de crucero.

Si no hay nuevos imprevistos, las obras tendrían que concluir a finales de este mismo año, puesto que la previsión de la farmacéutica es que el nuevo hub ya pueda estar funcionamiento a principios del 2025. Más allá de la inversión de 800 millones, AstraZeneca prevé contratar 1.000 personas en cinco años que se encargarán de la mano del centro de investigación Alexion de coordinar proyectos internacionales en las cinco áreas terapéuticas principales de la compañía: oncología; cardiovascular; renal y metabolismo; enfermedades respiratorias e inmunología; vacunas; y la joya de la corona, las enfermedades raras.

El edificio Estrella, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, está en obras para acoger el nuevo hub de AstraZeneca / A.R.
El edificio Estel, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, está en obras para acoger el nuevo hub de AstraZeneca / A.R.

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