Lope F. Martínez de Ribera renació el año 1939. Condenado por un delito de alta traición contra la Segunda República Española, este escritor y periodista liberal hacía ya casi un año que estaba recluido en la prisión de la Modelo de Barcelona. Martínez de Ribera había llegado al centro penitenciario de la capital catalana después de pasar una temporada en el barco
Su destino parecía escrito. Con esta sentencia a las espaldas, solo era cuestión de tiempo que los guardas le llamaran para llevarlo hasta uno de los camiones que transportaban a los presos a los campos de fusilamiento. Pocos meses antes del final del conflicto que dividió el Estado en dos frentes, el escritor subía en uno de estos vehículos dispuesto a abandonar la prisión barcelonesa para acabar agujereado en una fosa común, como tantas otras personas en ambos lados del frente.
El azar, sin embargo, tenía otros planes para nuestro protagonista. Un oficial amigo suyo del bando republicano le reconoció y, en el último momento, confiscó el camión donde iba el periodista alegando que lo necesitaban por motivos militares. La intervención de este conocido fue crucial y le dio a Martínez de Ribera el tiempo suficiente para acabar siendo liberado unos días después con la confirmación de la caída de Barcelona en manos de las tropas fascistas. La resistencia del escritor fue condecorada por el gobierno franquista, que solo unos años después no dudó en sentenciarlo a doce años de prisión, como a otros muchos intelectuales de la época, por haber participado durante los años veinte en encuentros y grupos que practicaban la «masonería», una condena que nunca llegó a cumplir.

Un periodista forjado en el mundo de la farándula
Este particular vals con la muerte de
Su muerte ocupó un espacio destacado en diarios como

El artista y el antiguo casino de las Tres Torres
Martínez de Ribera fue uno de los fundadores del primer Sindicato del Espectáculo de la Central Nacional Sindicalista (CNS), formó parte de la agrupación española de periodistas cinematográficos e incluso llegó a dirigir las revistas especializadas

Fue precisamente durante esta prolífica época cuando el escritor conoció a Dolores Ventura, una mujer natural de Granollers que trabajaba de modista en un taller próximo a la redacción de uno de los diarios donde trabajaba y con quien se acabaría casando. Juntos fueron a viviral domicilio que el hombre ya hacía un tiempo que alquilaba en un edificio modernista entonces a las afueras de Sant Gervasi conocido con el sobrenombre de antiguo casino de las Tres Torres. En los bajos de este inmueble construido en el año 1905 nacieron sus siete hijos y vivió toda la familia hasta la prematura muerte de

Contradicciones de la memoria
Santiago Fernández Ventura conserva pocos recuerdos de su padre. Uno que le ha quedado grabado en la memoria son las numerosas visitas de artistas y personajes del mundo de la farándula y el periodismo que a menudo pasaban por casa suya, un legado en forma de amistad de sus años en los clubes del Paralelo. Después de toda una vida conviviendo con el vacío de un niño forzado a crecer sin su progenitor, el hijo menor del escritor encontró en el estallido de la pandemia el momento ideal para empezar a investigar la figura de su padre y recopilar su obra.

Este esfuerzo de meses recavando información y documentos se tradujo en la elaboración de un libro de más de 400 páginas donde se recoge buena parte de las creaciones de Martínez de Ribera y que ha permitido llenar los numerosos vacíos de la trayectoria vital del periodista, descubriendo por el camino una faceta de poeta poco conocida que no acabó de explotar nunca. Condenado por ambos bandos, afiliado a la CNT antes de la guerra y militante de la Falange después de esta, su figura está llena de contradicciones. Sus vivencias y peripecias son el reflejo del talante de un intelectual que nadaba entre dos aguas y que nunca acabó de sentirse cómodo en ninguno de los dos frentes. «Él quería ser sobre todo independiente, por eso no se casó nunca con nadie. Si hubiera vivido más años, ahora sería un escritor mucho más reconocido», reflexiona Fernández Ventura.
