Sant Antoni perdió a principios de 2024 una de sus tiendas más icónicas. Después de casi nueve meses en liquidación, la mercería Casa Gallofré bajaba definitivamente la persiana a finales de febrero, poniendo de esta manera punto final a una trayectoria iniciada en el año 1914 por Miquel y Josep Gallofré. Lo hacía con la tercera generación de la familia al frente y ahogada por un alquiler cada vez más prohibitvo que complica la subsistencia de este negocio dedicado a los géneros de punto.
El duelo por la pérdida de uno de los comercios históricos del barrio solo era capaz de mantenerlo a raya la incertidumbre por el futuro de este local ubicado en el número 68 de la calle de Manso, justo frente al Mercado de Sant Antoni. Los letreros indicando que se alquilaba el espacio han tapado durante cerca de nueve meses el letrero icónico de la mercería hasta hace solo unos días, cuando fueron arrancados, un movimiento que confirmaba que había encontrado nuevo inquilino. Según ha podido saber el TOT Barcelona, durante esta última semana, los negocios ubicados a ambos lados de la antigua mercería han estado sufriendo el ruido de las obras que se estaban haciendo en el interior y también han sido testigos del trasiego de furgonetas y operarios que transportaban planchas de pladur hacia dentro del local.
Al tratarse de un comercio catalogado entre los emblemáticos de la capital catalana, el espacio que ocupaba la Casa Gallofré está protegido como elemento de interés paisajístico de la ciudad, hecho que debería condicionar las obras que se pueden hacer. De momento, parece que los nuevos inquilinos han mantenido tanto el letrero original de la mercería como los escaparates de madera. Sin embargo, parece que del interior no se conservará prácticamente nada. El periodista Marc Piquer, el alter ego del popular perfil en las redes sociales Barcelona Singular, hacía públicas esta semana unas fotografías del interior del local donde se puede ver que los operarios han arrasado con las altas estanterías y el mostrador de madera. Ni siquiera se ha salvado el despachito protegido por vidrieras que se ubicaba al fondo de la primera sala a la izquierda. Solo el suelo de azulejo hidráulico parece por ahora haber sobrevivido a estas obras de reforma.
Rètol i aparador a banda, l’interior de la Casa Gallofré (1914) era una meravella: les prestatgeries, el taulell, el despatxet amb vidres gravats… S’HO HAN CARREGAT TOT!… després de fer fora els inquilins de sempre. Aviat s’hi vendrà roba barata (Manso 68 #SantAntoni) https://t.co/ELRjmRNWUE pic.twitter.com/AB3JfaJG43
— Barcelona Singular (@Bcnsingular) November 14, 2024
Un sector en extinción y la paradoja de la protección patrimonial
Hay que recordar que este negocio histórico estaba desde 1999 y hasta su cierre el pasado mes de febrero en manos de Rosa Maria y Joan Gallofré, la tercera generación de esta particular saga familiar al frente de la mercería. Desde sus inicios, el comercio había llevado a cabo su actividad bajo régimen de alquiler, uno de los motivos que finalmente llevaron a los responsables a decidir bajar la persiana, dado que no podían asumir los precios solicitados. Por su naturaleza, Casa Gallofré era un verdadero superviviente en un sector que hace tiempo que sucumbió al poder de las multinacionales y grandes cadenas, mientras el público histórico de estas tiendas se iba envejeciendo y muriendo poco a poco.
En cuanto a la naturaleza del nuevo comercio que ocupará el local de la calle de Manso, por ahora es una incógnita y solo han trascendido algunos rumores que apuntan a un negocio del sector textil. Sin embargo, parece claro que el recuerdo de la Casa Gallofré solo se mantendrá en el terreno como tantos otros comercios emblemáticos barceloneses, a través de un letrero y unos escaparates completamente disociados del contenido del local.


