Elite Taxi ha denunciado en un comunicado que gran parte de los taxistas que trabajan en Cataluña no tienen conocimientos de catalán y «ni siquiera son capaces de entender el catalán, y tampoco de hablarlo». La organización, para encontrar una solucionar esta situación, ha exigido una nueva política lingüística por el sector del taxi y ha reclamado en el Gobierno que incorpore el taxi al futuro Pacto Nacional por la Lengua y obligue a acreditar el nivel B2 de catalán para ejercer.
Actualmente, el nivel de certificación de lengua catalana obligatorio para obtener la credencial de taxista es lo B1, un «nivel básico», pero, según Elite, «no se corresponde con la garantía de los derechos lingüísticos de los usuarios catalanohablantes que usan el taxi a casa nuestra». «Hay numerosos indicadores que muestran una tendencia negativa en el uso y conocimiento de la lengua», admite Elite, que lamenta que el sector del taxi no haya sido incluido en los planes de fomento del uso del catalán como sí que se ha hecho con los maestros de escuela pública, que tendrán que contar con el certificado C2, y los sanitarios, que tendrán que acreditar el C1. «Como sociedad y como país, tenemos que tener la capacidad de actualizar y modernizar las herramientas que lo han hecho progresar hasta ahora», argumenta.
Además, la entidad denuncia que el sistema de examinación para acreditar el B1 tiene un «escaso poder supervisor» y resalta que «ha estado propenos al fraude y la falsificación de certificados». Elite Taxi defiende que, a diferencia del B1, el B2 tiene que garantizar poder usar la lengua catalana «en un amplio abanico de situaciones de comunicación con cierto grado de independencia lingüística». Además, piden que se realicen «cursos de reciclaje y mejora del catalán» a los taxistas que cuenten con credencial para que logren este nivel.

Alegato a favor del catalán
La entidad defiende que el catalán es «una lengua milenaria que vertebra una identidad no solo nacional, sino también popular» y, en este sentitdo, subraya que es la lengua de «gran parte de las clases populares que viven y han vivido en Cataluña en los últimos siglos», una lengua que ha sido «reprimida repetidamente en los últimos siglos y que en los últimos años ha pasado de ser la lengua mayoritaria a estar en declive».
Por todo esto, alerta que el catalán es «una lengua amenazada» y expone que hace falta «proteger y promover la lengua catalana». «Hace falta que entre todos lo hablamos y lo promovamos, hablándolo a nuestras familias y en nuestros puestos de trabajo y que lo hacemos disfrutándolo y sin oponerlo a nuestras otras lenguas, sino compatibilizándolas y considerándolas un enriquecimiento», subraya.