La satisfacción que ha despertado la compra de la Casa Orsola a primera hora de la mañana se ha ido desvaneciendo al conocerse los detalles de la operación. El tejido vecinal y asociativo discrepa de los 9,2 millones que el Ayuntamiento de Barcelona y Hàbitat 3 abonarán a la propiedad de la Casa Orsola por la compra del edificio modernista. Por la mañana, las críticas llegaron del Sindicato de Inquilinas, que poco después de conocerse los detalles acusaban a Collboni de «rescatar al especulador». Y por la tarde, la Asociación de Vecinos de la Izquierda del Eixample lamentó el buen negocio que, según la entidad, acabará haciendo la propiedad. En declaraciones a Betevé, el vicepresidente de la asociación, Xavier Riu, fue claro: «Lo que se compró por cinco millones y pico ahora se ha vendido por 9,2 millones. El propietario, el señor Ollé, en tres años ha hecho un negocio enorme».
El representante vecinal también ha pedido abrir una «reflexión estratégica» para desincentivar la especulación en Barcelona y ha incidido, en línea con otras entidades y activistas, en la necesidad de mantener la normativa del 30%. «Si no resolvemos estos dos temas, tenemos Casas Orsola para parar un tren», apuntó Riu en la televisión barcelonesa. El tejido asociativo del Eixample sostiene que las actividades especulativas se han extendido «como una mancha de aceite» por el distrito y ven con preocupación que «ningún joven» pueda emanciparse solo.

La valoración de los referentes vecinales de la Izquierda del Eixample se suma a la de los vecinos de la finca y la del Sindicato de Inquilinas, que por la mañana se han expresado en la misma línea que la asociación de vecinos, y a la de los grupos políticos del Ayuntamiento. Junts y Barcelona en Comú han criticado el precio de la operación mientras que ERC ha agradecido la mediación del síndico y ha lamentado que la compra llegue tarde. Con la compra, se detienen todos los procesos de desalojo que había previstos.
La propiedad defiende la venta: «Se ha impuesto el sentido común»
Mientras tanto, el todavía propietario de la Casa Orsola ha destacado que en la negociación con el Ayuntamiento «se ha impuesto la responsabilidad, el sentido común y el respeto». La propiedad los considera tres elementos «indispensables para dialogar» y señala atacando al Sindicato de Inquilinas. «Estos elementos, que para mí son los valores que han guiado mi trayectoria, no han estado siempre presentes durante los últimos tres años con la Casa Orsola», escribe Albert Ollé. La propiedad ha criticado que la estrategia del Sindicato «nunca ha pasado por alcanzar ningún acuerdo y encontrar soluciones para cada uno de los vecinos» y lo acusa de ser «violento» y de esconderse «detrás de una máscara».