La Sindicatura de Greuges de Barcelona ha emitido una resolución muy dura contra el Ayuntamiento por el gag catalanófobo que se representó en el acto de presentación del Informe sobre las Discriminaciones en Barcelona 2024. El organismo, que ha recibido 322 quejas ciudadanas por el polémico sketch, considera que el consistorio debería haber revisado su contenido, pero descarta que se pueda considerar un delito de odio. La entidad Acción Cassandra ha llevado el gag, que forma parte de la obra Esas Latinas que la compañía Teatro Sin Papeles ha representado en varios teatros catalanes, a la fiscalía de odio para que investigue los hechos e impulse “los correspondientes procedimientos penales contra los autores de los delitos denunciados”.
De este modo, la Sindicatura coincide con el Departamento de Política Lingüística, que la semana pasada también descartó la vía penal como respuesta al gag, pero envía un aviso contundente al Ayuntamiento. Según la resolución, la actuación de la Tenencia de alcaldía que lidera Maria Eugènia Gay “no ha estado ajustada a derecho” y la respuesta municipal “no se ha producido con la diligencia debida”, aunque sí valora positivamente el “rápido reconocimiento del error y la asunción de responsabilidades”. Por ello, el organismo advierte —que en su lenguaje es la máxima expresión de reprobación que utiliza solo un par de veces al año— al Ayuntamiento que debe “velar para que no se vuelvan a reproducir estos hechos” y preserve los derechos lingüísticos de “forma efectiva” en la ciudad. En caso de repetirse un hecho similar, el síndico asegura que pedirá “responsabilidades políticas” al gobierno municipal.

La contradicción entre la realidad y el gag catalanófobo
En su análisis de la polémica, la Sindicatura de Greuges considera que hay una “clara contradicción e incongruencia entre el contenido del Informe sobre las Discriminaciones en Barcelona 2024 y los sketches escenificados” en el acto institucional organizado por el propio Ayuntamiento. El citado recoge que el Observatorio de las Discriminaciones recibió 192 denuncias por razón de lengua, de las cuales 190 afectaban a catalanohablantes y solo dos a castellanohablantes. En cambio, el gag representado presentaba como habituales y ampliamente extendidas situaciones en el ámbito de la salud y de la administración pública en la cual se discrimina y ridiculiza a personas castellanohablantes que no entienden el catalán. “El fragmento escarnía a las personas catalanohablantes y denunciaba —en castellano— situaciones como que los médicos hablen catalán, que en los trabajos se pida la lengua del país o que en los espacios de acogida se use el catalán. También el hecho de que no las contraten a pesar de haber cursado ‘nivel C2 de catalán’ porque no son nativas”, dice el síndico.
¿Es un delito de odio?
El síndico expresa de manera contundente que las situaciones que se representan en el gag “no tienen encaje en el conjunto de acciones tipificadas” en delito de odio que recoge el artículo 510.1 del Código Penal. El organismo reconoce que no es de su competencia pronunciarse directamente sobre la cuestión porque su trabajo es fiscalizar la actuación del Ayuntamiento, no de las personas a título individual. No obstante, en la resolución dice que si considerara que “podría existir un delito de odio por parte de particular lo que deberíamos hacer es reenviar el caso a la fiscalía de delitos de odio”, como hizo en el año 2020 con una internauta que difundió un vídeo falso de menores no acompañados.
Ahora bien, el organismo sí critica que el gag —que enmarca en el ámbito del derecho a la libertad de expresión, tal como hizo el gobierno municipal tras la polémica— se hiciera en un acto organizado por el Ayuntamiento. “No es lo mismo ir a ver voluntariamente la obra Esas Latinas, de la compañía Sin Papeles, a un teatro privado, que ver unos sketches de esta obra en un acto organizado por el Ayuntamiento de Barcelona”. Por ello entiende que mucha gente, “legítimamente”, considere las afirmaciones que se hacen de “mal gusto”, como “un falso dilema de manual”, “desafortunados fragmentos que confrontan derechos en lugar de garantizarlos” o “sketches supuestamente humorísticos que se burlan de los derechos lingüísticos de los catalanohablantes y ridiculizan la defensa de la lengua”.