El restaurante histórico Pitarra del Gòtic ha reabierto. Y lo ha hecho reconvertido en un local de menús y tapas, tal como se puede ver en las imágenes de este artículo cedidas al TOT Barcelona por Alberto Mejías, quien fue uno de los fundadores de la plataforma Emblemàtics Barcelona. Situado en la calle Avinyó, 56, el establecimiento levantó la persiana este jueves después de años cerrado. El restaurante emblemático cerró definitivamente en abril de 2018. Se convirtió en un pub irlandés, pero cerró al cabo de tres meses. Desde entonces, hace siete años, no había tenido ninguna otra actividad.
El Pitarra había abierto como restaurante en 1890, primero con el nombre de Can Cisco. Pero más allá de ser un local que estuvo abierto desde finales del siglo XIX hasta 2018, anteriormente este edificio fue la casa de Frederic Soler. Poeta y dramaturgo, firmaba sus obras con el nombre de Serafí Pitarra. El local era una relojería de su familia, en la cual el escritor comenzó a trabajar con solo 14 años y posteriormente heredó a la muerte de su tío.

Pitarra escribió en la trastienda de la relojería
Durante la segunda mitad del siglo XIX, Pitarra comenzó a escribir en la trastienda de la relojería obras de temática humorística y popular. También en aquellos años, tras ser aceptado en el círculo de las élites que dominaban los Juegos Florales, el espacio donde escribía se convirtió en un lugar de charlas y tertulias a las que asistían Anselm Clavé, Valentí Almirall, Víctor Balaguer o Feliu Codina. Pitarra también fue empresario teatral, abriendo el Teatre Romea al teatro en catalán. Barcelona ha recordado a Pitarra con una escultura en la plaza del Teatre, en la Rambla
La apertura del Pitarra coincide con la conversión del Gran Cafè en un ‘irish pub’
Hace pocos días el TOT Barcelona informaba que El Gran Cafè del Gòtic, un local centenario -aunque como restaurante funcionó entre 1970 y 2020, cuando cerró durante la pandemia- será un irish pub. El Gran Cafè se encuentra en Avinyó, 9, muy cerca de donde está el antiguo Pitarra. Ahora el establecimiento, que mantiene el nombre, es propiedad de una familia hindú con otros restaurantes en la ciudad, explica Mejías. En las puertas del negocio se puede ver una carta que ofrece, entre otros platos, gazpacho, mejillones a la marinera, gambas al ajillo, alitas de pollo, croquetas caseras o calamares a la andaluza.

Durante el siglo largo que el Pitarra estuvo abierto, el restaurante cambió de propietarios varias veces. En los años 80 del siglo pasado se hicieron cargo los hermanos Roig, que decoraron el establecimiento con material que recuperaron de Pitarra. Presidido por el lema Rebotiga d’en Pitarra, bressol del teatre català, había fotografías, manuscritos originales, documentos, cartas, dibujos… Incluso se recreó el ambiente de la trastienda en la cual Pitarra escribía y organizaba las tertulias. Cuando el Pitarra cerró en 2018, el Ateneu Barcelonès recibió el archivo del escritor, salvando objetos y piezas únicas de uno de los padres del teatro catalán.