En la Barcelona olímpica, casi todos los proyectos se hacían realidad, aunque más de uno era cuestionable. Una de estas iniciativas fue el museo del Alcantarillado, un equipamiento efímero que abrió en 1993 y cerró con el cambio de siglo por el escaso número de visitantes. Este museo borrado del mapa de espacios públicos de la ciudad se encontraba en el subsuelo del paseo de Sant Joan, entre la calle de Valencia y la avenida de la Diagonal, al lado de Besòs. Ahora, el Ayuntamiento asegura que este espacio volverá a ser visitable este año, aunque no será un museo como tal.

¿En qué se ha convertido el espacio que ocupó el Museo del Alcantarillado? Fuentes municipales explican que actualmente el equipamiento funciona como una instalación de gestión del depósito de agua freática. Y añaden que el museo propiamente se desmontó «para poder consolidar la instalación de agua freática debido a las necesidades de ampliación de esta red, un recurso hídrico alternativo esencial para los servicios urbanos de Barcelona». A pie de calle, no queda ni rastro del acceso al museo, tal como se puede ver en la imagen principal de este artículo, con el paseo de Sant Joan reformado y la acera ampliada con bancos.

Visita integral a la gestión del ciclo del agua
Según el Ayuntamiento, las instalaciones están preparadas para acoger visitas y, cuando abran, completarán las que ya se realizan en un tramo del alcantarillado, también en el subsuelo del paseo de Sant Joan, y que funcionan al 100 por ciento para escuelas y visitas concertadas. «La voluntad es poder hacer una visita integral a las instalaciones de gestión del ciclo del agua en la ciudad, sin olvidar la mirada histórica de la infraestructura».
Las obras del colector de la Diagonal
La parte de las instalaciones que hace 30 años fue el museo del Alcantarillado no ha abierto aún porque en esta zona los últimos años se han realizado, por un lado, las obras de ampliación del colector de la Diagonal (un paso previo obligado a la conexión del tranvía entre Glòries y Verdaguer), y, por otro, la mejora de la red de agua freática en el ámbito del Eixample. La idea del consistorio es iniciar las visitas una vez se hayan completado todas las actuaciones.
Ya en el año 2008, cuando el museo del Alcantarillado llevaba ocho años cerrado, el Ayuntamiento anunció que tenía previsto reformarlo y reabrirlo en 2010. Así lo explicó el entonces gerente de Medio Ambiente Jordi Campillo a el Periódico, con la idea de que las visitas fueran organizadas y para centros educativos. Aquella idea quedó en nada y el museo del Alcantarillado desapareció para siempre del subsuelo de la ciudad.

El museo del Alcantarillado abrió en plena resaca olímpica, en 1993, y nunca fue de interés para la ciudadanía, lo que lo abocó al cierre. La gestión del equipamiento estuvo a cargo de la Fundación Pere Garcia Faria. Garcia Faria fue ingeniero de caminos y arquitecto. Fue nombrado ingeniero jefe del Ayuntamiento y fue el encargado de elaborar la red de alcantarillado de Barcelona a finales del siglo XIX. La idea del museo fue de los ingenieros Joan Ramon de Clascà, Jaume Vilalta y Albert Serratossa después de que se celebrara en 1991 la exposición Bajo la ciudad, coincidiendo con las obras de un nuevo colector.
Un recorrido por la historia del alcantarillado
Al equipamiento se entraba por una estructura de baldosas de mármol y vidrio instalada en la acera del lado de Besòs del paseo Sant Joan con Valencia. El museo hacía un recorrido por la historia del alcantarillado de la ciudad, desde la época romana hasta la actualidad y se podían ver planos, fotografías, dibujos de las infraestructuras y diversos utensilios utilizados en la construcción de la red de alcantarillado.
Según el Ayuntamiento, de los objetos que había, el que tenía un valor patrimonial más alto es un documento original del proyecto de alcantarillado de Barcelona de Pere Garcia Faria. Se encuentra depositado en el Archivo Municipal y se puede consultar en línea. También se conservó el libro Bajo la ciudad, que hace un recorrido por el alcantarillado de Barcelona desde la época romana hasta los años olímpicos. Otra parte del material del museo se ha mantenido como parte del recorrido actual.
En el momento de la apertura del museo del Alcantarillado, el Ayuntamiento y la Fundación Garcia Faria firmaron una cesión para la gestión del equipamiento de 15 años, pero el espacio cerró en 2000. En 2010, fuentes municipales explicaron a El País que en 2003, la Fundación tuvo problemas de gestión y financiación y clausuró el espacio sin comunicarlo previamente al Ayuntamiento. Lo cierto es que el equipamiento ya había dejado de funcionar tres años antes, recogió el Periódico. En 2000, el museo, que estaba junto a uno de los depósitos pluviales de la ciudad, sufrió una inundación.

El museo fue vandalizado
En 2005, cuando ya había sido clausurado, el museo fue vandalizado. Un grupo de incívicos rompió los cristales del edificio de entrada y causó destrozos en el interior. Durante unas tres semanas, el equipamiento estuvo abierto y cualquiera que quisiera podía acceder sin problema, tal como pudo comprobar quien firma esta información. No obstante, durante años los destrozos del interior fueron visibles desde la calle, con vidrios rotos en el suelo y un estado de dejadez generalizado.
Al menos hasta 2017 había fotografías y planos en los paneles, ya que un grupo de personas entró en las instalaciones abandonadas y lo comprobó, detalla el sitio web Explorando.info. La estructura por la que se accedía al museo se retiró cuando se ejecutaron las obras de reforma del paseo de Joan, cerca del monumento a Jacint Verdaguer, con la ampliación de las aceras y la construcción de un carril bici en la parte central de la calle.