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El martirio sonoro de los vecinos del Fòrum: «Sentimos impotencia, es un festival tras otro»

Rosalía actuó el fin de semana pasado en el comedor de Mari Carmen. También lo hizo en el dormitorio de Enric o en el lavabo de Isabel. Todos estos vecinos pudieron escuchar a una de las grandes artistas internacionales del momento desde su casa y sin tener que pagar el elevado precio de la entrada del festival Primavera Sound. No fueron los únicos. El ruido de los conciertos del popular certamen se oyó con más o menos intensidad desde varios puntos de Barcelona e incluso desde otros municipios metropolitanos como Badalona o Santa Coloma de Gramenet.

Esta situación no solo evidencia la potencia de los equipos de sonido del festival, sino que también describe una problemática que afecta principalmente a los vecinos de la zona del Fòrum y que se convierte en cotidiana cuando llega la temporada estival. La Feria de Abril de Cataluña, el Primavera Sound, el Cruïlla o el Reggaeton Beach Festival son algunos de los acontecimientos que se concentran en poco más de dos meses en este recinto ubicado al límite entre la capital catalana y la localidad de Sant Adrià de Besòs. La intermediación municipal y las protestas de los afectados no han conseguido hasta ahora evitar que estas citas disturben el descanso del vecindario, que cada vez afronta con más impotencia esta batería de conciertos y que se ve forzado a recurrir a la vía judicial para defender sus derechos.

«Estamos cansados de hablar con el Ayuntamiento. Este tipo de acontecimientos no pueden estar dentro de una ciudad, no es normal tener que aguantar el sarao del ruido toda la noche. Lo que haremos es seguir recopilando el máximo de información para poder volver a presentar una denuncia», asegura al TOT Enric Navarro, presidente de la asociación Stop Concerts y vecino de la zona. Este año, Navarro tuvo la suerte de poder marcharse a casa de unos familiares a partir de la noche del viernes y solo tuvo que sufrir el ruido de las dos primeras noches de actuaciones. Su domicilio está a poco más de 300 metros de uno de los escenarios, pero hay vecinos que viven a menos de 200 metros de la tarima.

Situación insostenible y ubicación alternativa

De hecho, la claridad con la cual se pudo oír el concierto de Rosalía desde algunas casas fue uno de los temas de conversación entre los vecinos al día siguiente. «Sabes que es poder escuchar toda la letra perfectamente? Al menos estas canciones las podemos cantar, pero, cuando ponen electrónica fuerte, con los bajos vibra todo el piso», explica Mari Carmen. Esta vecina -una de las integrantes del Movimiento Diagonal Mar- cree que se tendría que poder pactar con los impulsores de estos festivales para que estos tuvieran lugar en horarios más prudenciales y no acabaran casi a las seis de la mañana, como en el caso del Primavera Sound. «La música es cultura, pero no puede ser que perjudique los vecinos cada fin de semana. No podemos seguir así. Sentimos impotencia, es un festival tras otro», lamenta.

En cuanto a las medidas que se han tomado este año desde el Ayuntamiento para probar de minimizar las molestias y el ruido, como el adelanto en el horario de cierre de terrazas y comercios, los vecinos las valoran en general de manera positiva, pero insisten en que son insuficientes y que hay que atacar el problema de raíz. En este sentido, desde Stop Concerts consideran que esta situación es insostenible y ya están trabajando en una propuesta alternativa para ubicar estos grandes festivales lejos de zonas residenciales. «No queremos trasladar nuestro problema a otros lugares, sino alejarlo de los vecinos», precisa Navarro, que pretende trasladar esta propuesta al nuevo gobierno municipal.

El caso de equilibrio del Poble-sec

Otro de los puntos de la ciudad que sufre estos problemas con el ruido es la zona de Montjuic y el barrio del Poble-sec. Su proximidad con instalaciones como el Estadio Olímpico Lluís Companys o el Poble Espanyol hace que esta parte de la capital catalana esté especialmente expuesta a esta problemática. «Conciertos como los de Coldplay o Beyoncé son cuestiones puntuales. Es verdad, sin embargo, que el horario de las actuaciones se tendría que avanzar porque no hay necesidad de que estos acaben más allá de las doce de la noche», apunta Sergi Gázquez, presidente de la Asociación de Vecinos del Poble-sec.

Gázquez recuerda que el barrio sí que sufrió durante un tiempo las consecuencias negativas de la celebración de acontecimientos como el Brunch Electronik, pero señala que se consiguió llegar a un acuerdo para minimizar este impacto perjudicial y a la vez conseguir que estas citas repercutieran positivamente en el territorio. «Que te quieran escuchar no es fácil. Se tiene que luchar, pero hablando directamente con los organizadores se puede generar un vínculo del cual los vecinos se pueden beneficiar», afirma. Y pone como ejemplos las campañas de donaciones a entidades sociales locales o el acuerdo para dar el excedente de comida de los acontecimientos a comedores sociales del barrio.

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