Un mar de campos de cultivo a solo tres kilómetros del centro de la ciudad. Por muy inverosímil que pueda parecer, esta era la realidad de los barceloneses a mediados del siglo XX. Si tomabas la Gran Vía de las Cortes Catalanas en dirección Llobregat, los edificios señoriales y grandes bloques de pisos daban paso rápidamente a extensiones enormes de terreno sin construir que flanqueaban todo el litoral sur que la capital catalana comparte con Hospitalet de Llobregat y el Prat de Llobregat. Este lugar tenía el aspecto de un delta flanqueado por grandes campos, una apariencia que ya solo se mantiene en la zona más cercana al aeropuerto del Prat y a la desembocadura del río.
El impulso de la industria con la apertura en los años cincuenta del gran complejo de la SEAT en la Zona Franca marcó el gran punto de inflexión para la zona. Rápidamente se convirtió en uno de los grandes polos industriales del Estado y donde también se construyeron miles de viviendas para acoger las diferentes oleadas migratorias que tanto la capital catalana como su área metropolitana aún recibiría durante buena parte de esta segunda mitad del siglo XX. Esta evolución queda patente en las imágenes aéreas que se pueden consultar a través del visor L’ull del temps del Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya (ICGC). Solo en el período que va desde 1956 hasta principios de los setenta, ya se puede ver cómo la mayor parte del litoral sur ha sido engullido por la ampliación de las instalaciones portuarias y las fábricas. Y cómo donde antes había campos ahora se alzan imponentes diversos inmuebles gigantes, conformando lo que acabaría convirtiéndose en el barrio de Bellvitge.
La transformación no se completaría hasta finales de los ochenta y principios de los noventa, cuando los campos de cultivo se extinguirían completamente y a ambos lados de la Gran Vía ya solo se ven solares y edificios en proceso de construcción. Una de las imágenes que mejor refleja este cambio de escenario es una de las que hoy en día pertenecen al fondo fotográfico TAF Helicòpters. La fotografía aérea la ha recuperado para la ocasión el usuario Catalunya Color, un perfil que se dedica a poner color a fotografías antiguas en blanco y negro de todo el territorio catalán. La instantánea en cuestión data de 1966 y muestra los primeros edificios de Bellvitge en obras y rodeados aún de este mar de campos de cultivos que se extendía entre el río Llobregat y la gran Barcelona.
Primeros bloques de viviendas de Bellvitge en construcción, 1966.
— Catalunya Color (@CatalunyaColor) 2 de marzo de 2025
📸TAF
🎨color original pic.twitter.com/BgmfIfKKkE
Un testimonio de la gran transformación urbanística
Este fondo consta de más de 64.000 imágenes consultables en línea que la compañía Trabajos Aéreos y Fotogramétricos, S.A. (TAF) realizó desde el aire en varias expediciones que se llevaron a cabo entre las décadas de 1950 y 1980. Esta empresa -fundada por Josep Soler Roig y Sergio Palacio- fue la segunda de todo el Estado que trabajó en el mundo de la aerofotografía de la mano de Francisco Perales, fotógrafo profesional. Su colección se ha convertido en un testimonio gráfico de primer orden de las transformaciones urbanísticas, industriales y también sociales que sufrieron zonas como estas en las afueras de la capital catalana durante buena parte de la segunda mitad del siglo XX.