«La imagen de Manolo y Carmen refleja felicidad, autenticidad y unión después de años de lucha. Representan un equipo inseparable, cuya historia y éxitos no existirían sin su apoyo mutuo». Así explican en Torre Baró por qué los dos activistas, ahora activistas mediáticos, después de la película del ’47,‘ iluminarán las calles del barrio para Navidad. Lejos del paseo de Gràcia, donde el Ayuntamiento prepara una performance de alto voltaje para el encendido de luces, en Torre Baró los vecinos se autogestionan para tenerlas. «Cualquier barrio de Barcelona tiene luces, porque están muy relacionadas con los comercios, pero aquí no hay y, por tanto, nunca hemos tenido», explica la presidenta de la asociación vecinal, Valeria Ortiz.
El TOT Barcelona los visita siete días antes de la presentación oficial, para la cual se esperan actores y algunas autoridades. Una veintena de vecinos se unen en un círculo, bajo el reflejo de las mismas luces, para saber qué significa cada panel y decidir, en asamblea, dónde los ubicarán. Es el segundo año que lo hacen, ahora, con la película como eje temático. La lucha que expresa el film de Marcel Barrena todavía es necesaria en Torre Baró, que sufre cortes de luz constantes y un servicio de bus muy deficiente. Pero este año se quieren destacar las cosas buenas. «Normalmente, nuestras fiestas mayores eran reivindicativas, de hacernos escuchar, pero este año queríamos algo más bonito. La película ha sido un fenómeno muy grande, el casting mismo ya aportó alegría. Y luego se reabrió el Centro Abierto, que se había cerrado por la pandemia y es muy importante para nuestros jóvenes», comenta Ortiz.

De los gallos al secuestro
Los vecinos han preparado 13 paneles, todos ellos vinculados a la película. Es más, el ingenio vecinal ha permitido plasmar sobre una especie de alambre grueso los momentos más emotivos del film. Por ejemplo, cuando la nieta de Manolo Vital entona la canción de lucha de Chicho Sánchez Ferlosio: «Se encontraron en la arena, los dos gallos frente a frente / El gallo negro era grande, pero el rojo era valiente«. El gallo negro, grande pero cobarde, representa el fascismo y el gallo rojo, pequeño pero valiente, representa el comunismo, la lucha obrera y el movimiento antifascista. «Además, para los vecinos de Torre Baró, representa la lucha vecinal por la dignidad. Hemos decidido hacer grande al gallo rojo porque nos identifica más como comunidad», explica el vecindario.
Todos los carteles representan momentos de la película, aunque hay dos que tienen ciertas particularidades. Uno es la pareja activista, que no corresponde a los actores sino al Manolo y Carmen reales, y el otro es el secuestro del autobús, que se ha diseñado a partir de una fotografía antigua que se encontró en el barrio. «Su gesto [de Manolo] fue una lección de dignidad de una zona olvidada. Aquel día fue una mezcla de risas y llantos, de rabia y esperanza. Un día en que las vecinas y vecinos no solo se unieron, sino que hicieron historia, porque el espíritu de lucha no se pierde, se hereda«, manifiestan los impulsores de las luces.


No caer en el olvido
La comunión que se respira en Torre Baró dista bastante de las polémicas que hay abajo de la montaña. Barcelona ha optado por centralizar el encendido de luces de Navidad y los comerciantes de otros barrios se han quejado. Desde la distancia, los vecinos de Torre Baró se muestran comprensivos. «Todo pasa y se decide en el centro. Ahora hay una petición de la casa grande [el Ayuntamiento] para que todos los barrios tengan luces. Se quieren poner en la entrada, pero hay barrios que las necesitamos en otros lugares. Se nos debe entender. En Ciutat Meridiana la sensación es que cada año las luces son peores y aquí, por ejemplo, necesitamos luces en la zona sur, no donde se ha dicho de ponerlas», comenta Ortiz.
El próximo viernes, los vecinos colgarán sus luces, las que han hecho ellos mismos. Primero dibujando el diseño en un papel de embalar, después repasando los perímetros con alambre y pegando los LEDS con bridas. La temática es ‘El 47’ y saben que llamará la atención. Quien mejor resume la vorágine de todo esto es Valeria: «Estamos en el foco mediático, pero sabemos que pasará. No nos importa que caigamos en el olvido de los espectadores, pero que no ocurra con la gente que debe tomar decisiones. No tenemos ninguna reunión, nadie que nos diga qué piensa hacer para mejorar el barrio. Palabras y promesas, que enterrarán los cables, pero necesitamos firmeza, proyectos y un calendario».