El Hospital Clínic de Barcelona encabeza la lucha contra la ablación genital femenina. Durante el año 2024, el centro hospitalario -uno de los referentes de la capital catalana- ha realizado ocho cirugías de reconstrucción genital femenina y prevé realizar cinco más en el primer trimestre de 2025. Con estos últimos casos, pues, el hospital ya ha llegado a las 60 pacientes operadas tras haber sufrido una ablación. Según detallan, el año pasado los centros de atención primaria (CAP) derivaron al Clínic once mujeres que habían sido víctimas de mutilación genital. De estos once pacientes, nueve acudieron al hospital -ocho de los cuales se sometieron a cirugía para la reconstrucción.
En esta línea, la jefa del servicio de Ginecología, Berta Díaz, ha remarcado que el Clínic es el único centro público con esta consulta, y ha destacado la importancia de la coordinación con la atención primaria. Aunque el centro hospitalario ha efectuado con éxito ocho operaciones de reconstrucción genital, desde el Clínic también admiten que han encontrado dificultades para poder hacer el seguimiento asistencial a la intervención quirúrgica, generalmente por motivos socioculturales, ya que las mujeres que se han sometido a la operación provienen de varios países africanos.

Un proceso más allá de la operación
Según datos del Departamento de Salud, en manos de la consejera Olga Pané, en Cataluña viven más de 20.000 mujeres originarias de países donde se practica esta mutilación. Aunque la operación quirúrgica es relativamente sencilla, y tiene una duración de poco más de 30 minutos, el procedimiento completo es más laborioso. Aparte de una visita, valoración y posterior programación de la cirugía, se ofrece una visita con una ginecóloga experta en sexología para realizar sesiones de educación sexual a las mujeres que lo necesiten. Según detallan los especialistas, las secuelas ginecológicas pueden persistir en el tiempo y producir esterilidad o infertilidad. En esta línea, también se produce una modificación de la sensibilidad sexual, que, incluso, en algunos casos puede llegar a provocar anorgasmia. Además, también puede desencadenar complicaciones en el parto, como desgarros, fístulas y sufrimiento fetal.