La impresión de los barceloneses, según se expresa en el barómetro municipal, es que la suciedad ya no es uno de los problemas principales de la ciudad. Sí la inseguridad, que acompañó a la limpieza como gran preocupación el mandato pasado. La limpieza solo es ahora la principal preocupación del 5,4% de los ciudadanos, muy lejos del 28,8% que muestra preocupación por la vivienda y del 28,9% que sigue indicando la inseguridad. A pesar del cambio de tendencia, hay un barrio, el Besòs-Maresme, que sigue pidiendo más limpieza en la calle. Los datos no se desgranan por barrios -sí lo hacen por distritos y dejan a Sant Martí como uno de los tres que más preocupación expresa sobre esta cuestión- pero el tejido vecinal no ve mejora y ha presentado una queja en el portal municipal correspondiente «porque no se limpia lo suficiente».

Una de las auditorías del Ayuntamiento les da ahora la razón, tal como ha admitido el mismo consistorio a los vecinos afectados en la última Mesa de Convivencia. «Se da la razón a las quejas de los vecinos y vecinas sobre la falta de limpieza con agua de determinadas zonas del barrio, ya que los GPS que llevan los equipos de limpieza confirman que no se ha actuado», recoge el informe del distrito sobre el programa Compromís Besòs – Maresme, que pretende mejorar el barrio. Los vecinos también se quejan de que los equipos no rocían lo suficiente las calles con agua, un hecho que el Ayuntamiento matiza. «La limpieza se realiza un día a la semana con autobaldeadora de alta presión». Fuentes del distrito conocedoras de la reunión detallan al Tot Barcelona que los resultados que se dieron a conocer en la Mesa de Convivencia provienen de unas auditorías que se llevan a cabo «periódicamente».

Un edificio en el barrio del Besòs y el Maresme / Jordi Play
Un edificio en el barrio del Besòs y el Maresme / Jordi Play

El presidente de la Asociación de Vecinos del Besòs, Francisco Abad, explica a este diario que la entidad ha constatado que el personal de limpieza «no completa los planos». El vecino, que casualmente años atrás trabajaba en una empresa de limpieza, se explica: «Tú comienzas en un punto concreto y haces un recorrido. Puede pasar que no lo termines, a mí me había sucedido a menudo, pero entonces el encargado rehace el plan y te indica que comiences donde terminaste el día anterior. Ahora, donde se termina el recorrido, se termina la limpieza, y tenemos calles que no se están limpiando». El líder vecinal habla sobre todo de dos zonas: una próxima a las calles de Lluís Dalmau y Perpiñá hasta Bernat Metge, y una segunda en una zona de la calle de Llull.

Problemas con el polen y los árboles

A los problemas técnicos se suman la gestión bastante deficitaria, dicen los vecinos, del polen y el arbolado. El primero es un problema porque, directamente no se recoge. «Nos dicen que como no es considerado como suciedad no se tiene que recoger, pero está ahí y la gente es alérgica», se queja Abad. El otro aspecto tiene que ver con la poda de árboles, que la entidad vecinal considera pobre. El caso de un árbol de la calle de Bermejo, que llegaba a varios tejados y ha generado humedades, es el ejemplo. «Queremos que se haga una poda general de esta zona y de otras que también preocupan al barrio», concluye el activista vecinal.

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