El Centro de Vía Comunitaria de la Trinidad Vieja, el edificio municipal cerrado desde hace diez meses por la presencia de formaldehído, una sustancia tóxica, no tiene fecha para retomar la actividad. Ahora mismo no se sabe cuando reabrirá el espacio. «No hay una fecha orientativa de apertura, será cuando se garantice la seguridad de los trabajadores de la equipación», dicen fuentes municipales. Así se desprende también de la exigua respuesta que el gobierno ha dado a los grupos de Trias por Barcelona y ERC este noviembre. «Cuando tengamos una previsión de apertura os informaremos», decía la regidora de San Andreu, Marta Villanueva, el 8 de noviembre.
El 27 de noviembre, el TOT Barcelona se acercó al Centro de Vida Comunitaria, situado entre la vía Favència y la carretera de Ribes. El espacio está cerrado a cal y canto, con una reja que impide el paso, sin ningún tipo de actividad. El coste del edificio subió hasta los 6,7 millones, ha reconocido el Ayuntamiento después de mucho insistir. La equipación se inauguró el marzo de 2022 y diez meses después, a finales de enero de 2023, se clausuró.
Medidas correctoras
«Actualmente, se están llevando a cabo medidas correctoras con el objetivo que los niveles de formaldehído estén dentro de los que indica la normativa» para reabrir el inmueble «con total seguridad», añade la regidora del PSC en la respuesta a Trias por Barcelona y ERC. Las fuentes municipales consultadas añaden al TOT que «se han hecho diferentes actuaciones preventivas o correctoras que incluyen la revisión de las instalaciones de climatización y ventilación del centro. Además, se efectúan mediciones periódicas de control» para comprobar los niveles de formaldehído.
La información del cierre del Centro de Vida Comunitaria por la presencia de formaldehído fue avanzada en primicia por este medio el 2 de octubre. En aquel momento, el Ayuntamiento dijo que el edificio se había cerrado preventivamente, y aseguraba que en todo momento las mediciones habían dado niveles de formaldehído por debajo de los estándares, pero, al ser un centro de trabajo municipal, se había optado para mantenerlo cerrado de manera preventiva hasta que los niveles de esta sustancia fueran próximos a 0.

El cierre relacionado con derivados de la madera
Con posterioridad, el 28 de octubre, el TOT desveló que la causa del cierre del edificio se vinculaba «con los materiales constructivos del edificio, concretamente la madera, según la información de la empresa constructora», informaba el Ayuntamiento en una documentación a la cual tuvo acceso este medio. La equipación es mayoritariamente de madera, tanto al exterior como el interior.
No obstante, un experto, Jordi Gené, ingeniero y responsable de la madera del Centro de la Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña (CTFC), opinaba días después de que la estructura de madera del edificio no puede ser la causa del formaldehído: «No es la madera en sí». Y situaba el origen en los derivados o tratamientos de la madera u otros elementos, como barnices y pinturas, que se utilizaron en la construcción. El ingeniero decía que la ventilación era la forma para solucionar el problema, y subrayaba que en tres o cuatro semanas la situación se tendría que haber resuelto.
Antes de que se cerrara el edificio, a finales de enero de 2023, tres personas que trabajaban en el centro tuvieron que ser atendidas por sintomatología irritativa. Una de ellas necesitó «atención sanitaria urgente», reconoce el consistorio en un informe. El contacto con el formaldehído puede producir irritaciones, como picor de ojos o dolor de garganta, que sale al jefe de pocos días. Una exposición a largo plazo, casi siempre vinculada a la manipulación de la sustancia, puede dar lugar a algunos tipos de cáncer.
Críticas de Trias por Barcelona
Por ahora, ERC, PP y Trias por Barcelona, por este orden, han pedido explicaciones en el gobierno de Jaume Collboni, y de momento, las respuestas que se han dado han estado poco aclaratorias. El partido del exalcalde Xavier Trias ha presentado las últimas semanas dos peticiones de información, una al distrito, a través de la consejera Ximena Gadea, y otra a la
Ríos dice que toda la actuación municipal de los últimos meses que hace referencia al cierre del Centro de Vida Comunitaria de la Trinidad Vieja «genera una gran desconfianza, tanto entre el vecindario del barrio, que es el principal afectado por el cierre, como en el grupo municipal de Trias por Barcelona». La formación denuncia que todavía no saben si con la ventilación forzada con alta temperatura que dice el gobierno que está aplicando como medida correctora será suficiente para garantizar la salud de las personas trabajadoras y de las usuarias. “Tampoco tenemos respuesta del ejecutivo del PSC, todo y las insistentes preguntas por nuestra parte y de los vecinos y vecinas, sobre la fecha de reapertura para recuperar las condiciones óptimas de calidad de los servicios municipales que estaban destinados allá, como es el caso del Punto de Información y Atención a las Mujeres (PIAD)”.
Trias por Barcelona exige conocer quién ha tenido la responsabilidad de la entrega y de la recepción de una obra, la de este edificio, con estas graves deficiencias. «La situación del Centro de Vida Comunitaria es un ejemplo más que el gobierno del alcalde Collboni es una versión 2.0 del gobierno de Ada Colau. Los vecinos de Barcelona pidieron un cambio a las últimas elecciones y nos encontramos que el cambio no se ha producido, y que la desidia, carencia de transparencia e incompetencia, continúan».
Maragall sostiene que es una negligencia
Para el presidente de ERC en el Ayuntamiento, Ernest Maragall, «que el edificio sea declarado tóxico es muy grave. Supone una negligencia en el proceso de construcción que se suma a la larga lista de chapuzas y mal gobierno de estos últimos años», dijo a principio de octubre. Y el jefe de filas del PP, Daniel Sirera mostró su sorpresa porque «no se hubiera detectado antes esta sustancia», con el dinero que había costado el edificio, y denunció el silencio que el PSC mantenía en este caso.
La equipación, situada en la Vía Favència con la carretera de Ribes, tiene cuatro plantas de unos 500 metros cuadrados cada una con una superficie total construida de 2.000 m². El edificio, proyectado por Haz Arquitectura, se construyó con materiales sostenibles y no contaminantes y está pensado en clave de eficiencia energética, puesto que aprovecha el calor del suelo para mantener el termómetro interior estable, tanto en invierno como el verano. Ha recibido un segundo premio de sostenibilidad, ha sido seleccionado a los premios FAD 2023 y nominado en el mejor edificio ArchDaily Awards 2023.