La actividad de oficinas está muy cerca de regresar al número 81 de la avenida de Roma. Los trabajos de reforma del conocido como edificio Estel, una construcción erigida entre los años 1972 y 1975 que durante más de tres décadas fue la sede de la empresa Telefónica en Barcelona, encaran su recta final para acoger el nuevo hub de innovación global de la farmacéutica AstraZeneca. Las obras en este coloso de 73.000 m² de suelo edificable comenzaron hace casi dos años tras una verdadera odisea de cambios de propiedad y de proyectos descartados que se arrastraba desde el 2007 y que habían degradado profundamente el inmueble, convirtiéndolo en última instancia en un gran esqueleto de hormigón de apariencia fantasmagórica.
Esta imagen poco tiene que ver con la que presenta actualmente la gigantesca construcción de 14 plantas ubicada entre las calles de Calàbria y Viladomat. Unos grandes paneles de vidrio tapan los huecos que décadas antes se abrieron en la estructura, lo que ahora provoca una especie de efecto espejo que contrasta con su aspecto anterior. La mayoría de plantas ya tienen luces de oficina encendidas e incluso se ve algún televisor ya instalado. En cuanto a los accesos, todavía hay bastante tráfico de operarios de las obras, aunque ya se ha colocado un torniquete en la parte que da a Viladomat para limitar la entrada a través de tarjetas corporativas y parece que una parte del edificio incluso podría estar ya operativa. La parte del inmueble que da a la avenida de Roma todavía luce, sin embargo, con unas grandes vallas que cierran el paso, señal de que aún hay trabajo por hacer en el interior. En cualquier caso, las obras arrastran un ligero retraso, ya que inicialmente se preveía que concluyeran a finales de 2024 para que el nuevo hub pudiera estar en funcionamiento a principios de 2025.

De los saqueos y los grafitis a la investigación científica
Los orígenes del edificio Estel se remontan a la década de los setenta, cuando el arquitecto barcelonés Francesc Mitjans Miró comenzó a proyectar un inmueble que vería finalmente la luz sobre plano en el año 1972. Telefónica se instalaría en el recinto, utilizando muchas de las plantas como espacio para ordenadores, lo que explica que las ventanas se cubrieran con estas láminas opacas de color blanco cromado. La imponente construcción pasó sin pena ni gloria durante más de 30 años hasta que la compañía de telecomunicaciones decide en el año 2007, en pleno auge de la burbuja inmobiliaria, vender el edificio por 220 millones de euros al fondo de capital riesgo Carlyle, que quebró. Con la salida definitiva de la compañía de telecomunicaciones en 2011, el Estel fue objeto de una infinidad de saqueos y robos, fue punto de peregrinaje de grafiteros y un refugio recurrente para los sin techo.

El interminable baile de propietarios y cambios de proyecto concluyó a finales de 2023, cuando la farmacéutica confirmaba que la ubicación elegida para su hub en la capital catalana era el Estel. La fuerte apuesta de la multinacional -prevé invertir en total 800 millones de euros– dio alas a los trabajos de remodelación, que tomó velocidad de crucero y que, un poco más de un año después, están a punto de ver la luz. Una vez finalizados los trabajos, AstraZeneca prevé contratar 1.000 personas en cinco años que se encargarán de la mano del centro de investigación Alexion de coordinar proyectos internacionales en las cinco áreas terapéuticas principales de la compañía: oncología; cardiovascular; renal y metabolismo; enfermedades respiratorias e inmunología; vacunas; y la joya de la corona, las enfermedades raras.