Tot Barcelona | Notícies i Informació d'actualitat a Barcelona
La deuda por el alquiler del local ahoga a la AVV de Sant Andreu de Palomar: «Nos queremos ir»

La Asociación de Vecinos de Sant Andreu de Palomar se quiere marchar de su local. Es una caseta histórica en medio del antiguo pueblo, con dos plantas y varias salas, cerca de los principales equipamientos del barrio. Pero da muchos problemas: la finca se cae a trozos y cuesta mucho dinero. Tanto, que desde la entidad aseguran que pondrán tierra de por medio si encuentran «una alternativa asequible». Muy bien ubicado en la calle del Dr. Balari y Jovany, la propiedad les exige 900 euros por un edificio «sin calefacción» y en unas condiciones «que no nos permite continuar haciendo cursos», se quejan. Hace unos 40 años que este edificio pequeño es su casa, pero una serie de desacuerdos y enfrentamientos con el propietario ha agotado la paciencia de los socios.

De lunes a jueves, de seis a ocho de la tarde, el edificio acoge diferentes talleres, reuniones y sesiones gimnásticas. Pero las grietas y el frío que hace dentro lo dificultan todo. En la entrada, en un despacho pequeño y refugiada en un tipo de poncho, la secretaria de la entidad, Laura Sorell, dice que la situación es «desastrosa» y pide a gritos otro local. En conversación con el TOT, la vecina recuerda que la asociación de Sant Andreu de Palomar es una de las más grandes de Barcelona, con medio millar de socios, pero avisa: «La gente que continúa viniendo es casi por militancia, porque la casa está muy deteriorada».

«Tal como está [el edificio] no lo podrá alquilar a nadie, como mucho le entrarán ocupas, pero a la propiedad le da igual», se queja en su turno el presidente de la entidad, Miquel Ruiz. El año 2010, la asociación hizo frente a unas obras de impermeabilización –entraba agua por el techo– a condición de que se los bajara el alquiler a 350 euros. Así se estuvieron unos años hasta que las goteras volvieron a escena. Esta vez, se ocupó la gestoría de la propiedad y «automáticamente» se los subió el alquiler a 900 euros. «No nos lo podíamos permitir», dice Ruiz, que explica que la asociación estuvo tres o cuatro años «tensando la cuerda» con la propiedad; los vecinos dejaron de pagar el alquiler temporalmente –»porque no podíamos», se excusa Ruiz– y analizaron con el Ayuntamiento la opción de expropiar el inmueble, una acción que 10 años después la entidad todavía pide.

El local presenta unas condiciones bastante críticas | GG

6.000 euros de deuda acumulada

Salvo estos años de punto muerto, la asociación vecinal ha continuado pagando los trescientos y pico euros que pueden asumir. «Seguimos acumulando deuda», explica el presidente, que cifra en 6.000 euros el dinero que deben al propietario del local. Desde la entidad aseguran que los últimos años han podido paliar una parte la deuda gracias a una subvención de carácter general que les otorga el Ayuntamiento, pero insisten que continúan bastante lejos de poder pagar los 900 euros que les pide la propiedad. La asociación apunta que en ningún caso han querido dejar de abonar el alquiler, pero recuerdan el estado en el que se encuentra el inmueble y que son una entidad vecinal sin ánimo de lucro y con pocos recursos. «Cobramos 20 euros por los cursos, que apenas sirven para pagar al monitor», explica como ejemplo Sorell.

Al dinero –poco– que entra por los cursos hay que sumar las cuotas que pagan los socios. A pesar de todo, Ruiz mantiene que estos donativos no generan suficientes recursos para poder pagar las cantidades que exige el propietario. Con las cuotas, dice, pueden pagar «una parte de la deuda», pero a la vez recuerda que la asociación también tiene que asumir el coste de la revista Cap a Peus, una de las más antiguas en catalán y que desde hace unos años se publica trimestralmente. «Con la propaganda no llegas a cubrir todos los gastos que la publicación genera y nosotros tenemos que enmendar el resto de costes», comenta. Ruiz es tajante, la revista «es innegociable». En este sentido, defiende que los vecinos ya han tenido que asumir una reducción del número de publicaciones y que la entidad ya redujo su periodicidad para hacerla más sostenible.

Varias revistas ‘Hacia Pies’ a las paredes de la sede | GG

La alternativa a la sede, una incógnita

Sobre la mesa hay una posible expropiación, una opción que ya se contemplaba hace unos años y que desde la entidad reconocen que supondría un proceso «largo y costoso» para el Ayuntamiento. Otra opción sería ubicarse provisionalmente en la antigua estación de Sant Andreu Comtal, una vez Adif ceda su uso al Ayuntamiento. Ahora bien, este espacio también se lo piden los geganters y desde la entidad consideran que «a pesar de ser icónico, se nos queda pequeño». Mientras tanto, la asociación vecinal continúa explorando, manta en mano, otras opciones «más en el centro» que acaben con su agonía.

Nou comentari

Comparteix

Icona de pantalla completa