La escultura del gato de la plaza de los Países Catalanes ha desaparecido. Tal como ha podido comprobar el TOT Barcelona, el animal ya no está sobre una de las cubiertas que diseñaron los arquitectos Albert Viaplana y Helio Piñón hace más de 40 años. Fuentes municipales han confirmado a este medio la desaparición de la escultura «hace unos días». De hecho, el Ayuntamiento no sabe qué ha pasado y trabaja para reponer el gato metálico, con una réplica.
La plaza de los Países Catalanes, junto a la estación de Sants, fue una de las primeras plazas duras que el Ayuntamiento de Barcelona encargó a principios de los años 80 y abrió una nueva manera de entender el espacio público, dice la web de Patrimonio de la Generalitat. La plaza destaca por dos grandes cubiertas de plancha de cobre y sobre uno de los pórticos, los arquitectos colocaron un gato, de tamaño natural.

El gato estaba medio escondido, costaba verlo y se puso allí «para dar un toque más humano al espacio con un primer usuario», dice el Ayuntamiento en la colección de los Pequeños Paisajes de Barcelona, elementos simbólicos de la ciudad como el termómetro de Cottet, el grumete del mercado del Ninot o el búho de la Diagonal, a la altura de Verdaguer.
Según consta al TOT, la escultura del gato lleva semanas desaparecida. Al menos desde mediados de diciembre, explicaron algunos usuarios habituales de la plaza. Por el momento, el Ayuntamiento no ha facilitado un calendario para reponer este pequeño paisaje de la ciudad. Se está revisando. La plaza de los Países Catalanes se verá afectada por la reforma de la estación de Sants y sus alrededores.

Un diseño que valió el premio FAD de Arquitectura
En un momento en que en Barcelona las demandas de la ciudadanía eran recuperar zonas verdes, el proyecto de Viaplana y Piñón levantó mucha polémica. Ejecutada, entre los años 1981 y 1983, los arquitectos diseñaron «un espacio de cemento sin vegetación«, dice el web de la Generalitat. Buscaban «una propuesta intemporal y minimalista, expresada en líneas abstractas, simples y anónimas, para que cualquiera pudiera utilizarla». Según Patrimonio de la Generalitat, esta propuesta encabezó el llamado «deconstructivismo arquitectónico» y recibió el Premio FAD de Arquitectura.