De las ocho ‘colles’ castelleras que hay en Barcelona, tres no tienen local o tienen un que no se adapta a sus necesidades. Este es la principal inquietud que rienda ahora entre los Esquerdats, los Castellers de Sarrià y el del Pueble-sec. Todas ellas han levantado la voz, algunas con mejores resultados que otras, instando al Ayuntamiento a dejarse de parches y encontrar una solución estable para todas ellas. En esta tesitura, el grupo municipal de ERC ha puesto el tema sobre el tablero político, la necesidad de abordar esta cuestión con una medida global. El portavoz del grupo republicano, Jordi Castellana, ha pedido al ejecutivo de Jaume Collboni que encuentre «espacios adecuados para el ensayo y el desarrollo de sus actividades». Los republicanos reclaman al ejecutivo –harán una petición a la comisión conjunta del mes de abril– al ejecutivo que garantice los espacios.
De este modo, los republicanos piden una medida global que ponga fin a una problemática cada vez más general que afecta a unas entidades que, dicen los republicanos, son «representativas de la identidad, de la cultura y de la cohesión de nuestros barrios». Hasta ahora, cada distrito ha tratado de encontrar solución en cada caso de forma individual. En Sarrià, a la espera de encontrar una solución definitiva, se les ha ofrecido la posibilidad de habilitar una carpa provisional que los proteja de la lluvia. Los Esquerdats, la ‘colla’ de la Esquerra del Eixample, ensayan en el patio de la antigua prisión Modelo y, cuando llueve, se les deja ensayar al panóptico. El caso del Poblo-seco es diferente, puesto que sí que disponen de local; eso sí, un local pequeño que ya no los sirve.

Críticas al poco interés municipal por los castillos humanos
Una de las críticas que desde las ‘colles’ se ha hecho en el Ayuntamiento es el poco interés que muestra por la cultura castellera. Esta es, como mínimo, la sensación que tienen a la Coordinadora de Colles Castelleres de Catalunya. En declaraciones al TOT Barcelona, el presidente de la coordinadora castellera, Carles Cortès, detallaba que «hay que explicarlos por qué una ‘colla’ es necesaria y por qué tiene que tener un local». En el caso de Barcelona, Cortès cree que las ‘colles’ «permiten potencial la comunidad», algo imprescindible en una ciudad tan masificada y con tanta oferta de ocio. Cortès también lamenta que el Ayuntamiento «le cuesta entender la vertiente social del mundo castellero».