La situación de emergencia por sequía que vive buena parte del territorio catalán podría dejar restricciones en el consumo de agua a los hogares barceloneses. Estas medidas no pasarían en ningún caso por cortes del suministro en horarios concretos, sino que lo más probable es que se produzcan bajadas de la presión del agua.
Según informa
Las primeras restricciones llegarían en julio
Según explicó la semana pasada la directora general de Barcelona Ciclo del Agua, Cristina Vila, este escenario solo se aplicaría en los hogares de la capital catalana en la fase de emergencia número 3, en la cual el umbral se fija en 160 litros por habitante y día. Entre enero y noviembre del pasado 2023, el consumo de dotaciones en Barcelona fue de 173 litros por habitante y día, todavía muy por debajo de los umbrales fijados en emergencia 1 (200) y emergencia 2 (180). De estos 173 litros por habitante y día del noviembre pasado, un 69% del agua potable fue consumida para uso doméstico, un 26% comercial e industrial y un 5% es consumo del Ayuntamiento.
Así pues, esta disminución en la presión se podría producir de cara al mes de julio del 2024, cuando el consistorio augura que se podría llegar a la fase de emergencia 3 si no llegan precipitaciones abundantes y se mantiene la tendencia actual.