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Crisis de cierres: Barcelona continúa perdiendo establecimientos históricos

Continúan los cierres de comercios históricos en Barcelona. El último que se ha conocido es el del cine Comedia, que ha sido durante 60 años uno de los cines de referencia de la ciudad. La propiedad, el grupo Yelmo Cine, informó este martes que el establecimiento cerrará las puertas este domingo 14 de enero. De momento, no han dejado claro qué negocio podría ocupar el lugar del cine, solo han dicho que están trabajando por “identificar y estudiar opciones de diferentes grupos interesados a operar este espacio”.

Otra pérdida se producirá a finales de este mes de enero. La protagonizará la sala de conciertos Sidecar, situada desde hace 41 años en la plaza Reial. Hace unas semanas, el fundador y propietario del local, Roberto Tierz, anunció que traspasaría la sala a un grupo de coctelerías de Barcelona, que ya tienen el Bar Sauvage, Farola Cocktail Bar Barcelona y Creps al Borne, los tres en el barrio del Born. A pesar de que Tierz aseguró que se mantendría el actual equipo y la programación de conciertos, las redes se han empezado a despedir del espacio. De hecho, hay organizados para los últimos días, el 30 y el 31 de enero, dos conciertos de despedida.

En otro punto de la ciudad, al barrio del Camp de en Grassot y Gracia Nueva, bajó la persiana el Bar-Retaurant La iaia, situado en el número 146 de la calle de Escorial. El motivo fue la jubilación de sus responsables, que hace pocos días tuvieron que despedirse de sus clientes, después de 42 años sirviendo comidas de cocina catalana, cafés y almuerzos.

El Bar-Restaurando La yaya cerró hace pocos días
El Bar-Restaurando La yaya cerró hace pocos días

La tapicería Gancedo, situada al número 97 de la rambla de Catalunya, era originaria del 1945, pero su larga trayectoria tampoco impidió que se viera evocada a cerrar el pasado mes de noviembre. En aquel momento, estaba previsto que en su lugar abriera un establecimiento de la firma catalana de Bobos Choses, con colecciones por adultos y niños.

El corazón de Barcelona, el barrio Gòtic, fue el pasado mes de abril escenario de una de las pérdidas comerciales que más se han lamentado en los últimos tiempos. Se trata de la del bar Brusi, que bajó la persiana después de medio siglo sirviendo cocina casera. En su momento, solo se enteraron de la noticia muchos de los clientes habituales del establecimiento, que fueron a despedirse de la Montserrat Sabadell, que colgará finalmente el delantal a los 85 años, y de su hijo Josep Sans.

Historias de resistencia

Por otro lado, hay que recordar que hay otros comercios emblemáticos que no han visto acabar sus días de vida. Un ejemplo es Cal Pep, una bodega de la Vila de Gràcia originario del 1937 al cual el Ayuntamiento quería obligar a cerrar temporalmente por «un incumplimiento de la ordenanza de medio ambiente por ruido». La idea era que pudiera reabrir cuando hiciera las obras de insonorización pertinentes. Un día antes del cierre, que se tenía que producir el pasado 19 de diciembre, un orden del juzgado pidió a pararlo temporalmente. “El juez ha dicho en el Ayuntamiento que le falta información para ordenar la clausura”, celebró en declaraciones al TOT Barcelona su responsable, Griselda López.

Otra historia que no ha acabado con un cierre es la de El Grabador Inglés, comercio especializado en la confección de sellos, placas y letreros; abrió las puertas el 1932 en el número 2 de la ronda de la Universidad. A principios del pasado mes de agosto se vio obligado a dejar el local de siempre porque la propiedad tenía nuevos planes. “La cuestión no es que nos quisiera subir el alquiler. La propiedad tiene otro proyecto, pero no sabemos cuál es”, aseguró Rodara al TOT desde el número 600 de la Gran Via de las Corts Catalanes, local en el cual empezó la segunda vida del Grabador Inglés el pasado 28 de agosto.

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