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La Copa América revive los fantasmas de los Juegos Olímpicos: «Expulsará a más vecinos»

Un anuncio en el portal inmobiliario Idealista pone a la venta un piso del barrio de la Barceloneta por 1.590.000 euros. Tiene 107 metros cuadrados, tres habitaciones y se encuentra en tres minutos del Port Vell. “Barcelona es la nueva sede de la próxima edición de la Copa América de Vela. Apuesta por la cultura barcelonesa e internacional”, dice la descripción. Otro vende un piso del mismo barrio por 180.000 euros. Solo tiene 35 metros cuadrados y dos habitaciones. La descripción también destaca que comprar este inmueble antes de la celebración del acontecimiento es una buena inversión. “No pierdas la oportunidad de invertir en el barrio con más proyección de Barcelona. La Copa América está agilizando su transformación”. Parece que es el gran acontecimiento del año que viene.

Los Juegos Olímpico de 1992

Estos anuncios son solo algunos de los efectos de la 37.ª edición de la Copa América que denuncian desde la plataforma No a la Copa América, conformada por unas 70 entidades de Barcelona. Uno de sus integrantes, Jordi Estivill, explica al TOT Barcelona que la plataforma nació hace pocas semanas para mostrar el rechazo que despierta entre parte de los barceloneses este acontecimiento, que se celebrará entre el 22 de agosto y el 20 de octubre del 2024. “Responde a los intereses de las personas que vuelan un modelo de ciudad que funciona a golpe de macroacontecimientos. No es ninguna demanda del sector de la vela, sino que es un proyecto de las élites de la ciudad”, recalca. El antropólogo y profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) José Mansilla pone parte del foco en el gobierno municipal. Recuerda que el acontecimiento cuenta con el visto bueno del PSC, al frente del Ayuntamiento desde el pasado julio. Prueba de esto es que el alcalde Jaume Collboni ha dicho en repetidas ocasiones una mítica frase que hace viajar hasta los Juegos Olímpicos del 1992: situar a Barcelona al mapa. “A los socialistas los gusta mucho esto. Están haciendo un Maragall”, insiste.  

Rueda de prensa de presentación de la plataforma No a la Copa América / ACN
Rueda de prensa de presentación de la plataforma No a la Copa América / ACN

Los efectos del acontecimiento que cita Estivill son conocidos por la ciudad de Barcelona y de los barceloneses desde hace mucho de tiempos: turismo masivo y trabajos precarios, consecuencias de la emergencia climática, aumento del precio de la vivienda y gentrificación, como se puede ver a los anuncios de Idealista. Parte de su argumentación recae en el hecho que los seis equipos que competirán; el Emirates Team New Zealand —Nueva Zelanda—, la INEOS Britannia —Reino Unido—, el Alinghi Red Hierve Racing —Suiza—, el Luna Rubia Prada Pirelli —Italia—, la American Magic New York Yacht Club —Estados Unidos— y el Oriente Express Racing Team —Francia—; ya están viviendo en la capital catalana. Entre los integrantes de los equipos, miembros de los staffs y familiares, el acontecimiento supondrá la movilización de un total de 2.000 personas aproximadamente, según datos facilitados al TOT por la misma organización de la Copa América. Su alto nivel económico y el hecho de proceder de países más ricos que Catalunya, puede hacer que, a pesar de la Ley de Vivienda, alquilen pisos por precios que la mayoría de los barceloneses no se pueden permitir. El contrato de alquiler de temporada, inferior en un año, permite a los propietarios escapar de la regulación de los precios.

Antes se tiene que pasar por otro paso del proceso, también muy conocido: echar a los vecinos. Estivill dice que algunos ya están notando presiones. “Sé de vecinos de la Barceloneta a los cuales, tanto particulares como agencias inmobiliarias, están presionando con llamadas, visitas a casa y folletos para comprarles el piso”. Esto no es todo. Desde No a la Copa América, aseguraron durante su presentación que a algunos vecinos los habían trucado hasta 15 veces en un solo día. Eva Fernández Lamelas, vecina del barrio e integrando de la plataforma, confirma esta situación al TOT y asegura que la presión inmobiliaria creció en la Barceloneta antes del comienzo del verano. «Hay un problema de expulsión residencial todavía más gordo que antes», insiste. En las antípodas de estos argumentos se encuentran los de la organización de la competición, que valoran positivamente el que puede ofrecer en la ciudad: «impulsarse» y acelerar algunos proyectos urbanísticos, como la apertura de partes del Port Olímpic a la ciudadanía. «Todo se acelerará y estaré acabado en 2024 en lugar del 2028 o 2030», detallan.

1.123 euros en el mes

Ahora bien, Mansilla va más allá y señala que la Copa América contribuye a hacer más gorda una gentrificación que existe desde hace tiempo en Barcelona y que ha situado el precio mediano de la vivienda a 1.123 euros en el mes, según los últimos datos del Incasòl. Sobre la llegada de los equipos de vela en la ciudad, añade que su repercusión podría durar bastante más que un año, puesto que el presidente de la Copa América, Grant Dalton, dijo hace unos días que estaba sobre la mesa la posibilidad que Barcelona también acogiera la competición el 2028. “Fondos inversores están comprando edificios enteros en algunas zonas de la ciudad, como el barrio de la Barceloneta, para las personas que se puedan llegar a quedar hasta al menos la próxima edición del acontecimiento”, indica.

Un momento de la manifestación contra la masificación turística durante el Día Internacional del Turismo de este año / Jordi Play
Un momento de la manifestación contra la masificación turística durante el Día Internacional del Turismo de este año / Jordi Play

El turismo que atraerá la Copa América es motivo de buenas noticias para la organización de la Copa América, ya que no será un turista de corta estancia, «que estresa las infraestructuras y el territorio», sino que se quedará más tiempo. El impacto económico que generará también es motivo de celebración. «Según un estudio de impacto elaborado por la Universitat Pompeu Fabra (UPF) habrá un impacto económico de 1.200 millones de euros y se crearán 19.000 puestos de trabajo», indican.

Una mirada muy diferente es la de Mansilla, que destaca que generará inflación en otros ámbitos. No solo en los productos de consumo básicos, también en los hoteles, puesto que ya se están reservando habitaciones para el año que viene, que podrían costar a hasta 1.100 euros la noche. Esto quiere decir que vendrá el llamado turismo de calidad, “que no deja de ser un turismo de pasta”, y transformará parte del paisaje comercial. “El dinero los gastarán en lugares muy determinados, como establecimientos de lujo, y no en los comercios de barrio, ni al mejorar los salarios de los trabajadores de Barcelona, que están tocados”.

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