Let’s be careful out there. Una frase que se podría traducir como una suerte de “tengan cuidado ahí fuera”. Era la mítica frase de despedida del sargento Esterhaus cuando enviaba a los agentes a patrullar cada mañana en la emblemática serie televisiva Hill Street Blues, traducida como Triste canción de Hill Street. El sargento advertía así a la tropa que estuvieran atentos a los peligros que podrían encontrar por las calles de una ciudad del norte de los EE.UU.
Casi cuarenta años después de la emisión de esta serie, las reuniones diarias en las comisarías de los Mossos d’Esquadra en Barcelona siguen este patrón, pero para encargar otra tarea. Utilizar a los agentes para explicar la caída de la delincuencia en la ciudad y así intentar reducir la “percepción de inseguridad” que se ha establecido en la sociedad barcelonesa. Así, los jefes de las Áreas Básicas Policiales (ABP), las comisarías de los Mossos, se esfuerzan en explicar los datos para contrarrestarla. “Incluso, los jefes de turno cada semana deben pasar los datos de los hechos al escuadrón para que vean que los datos son buenos”, explican al TOT Barcelona fuentes policiales.
La intención es que uniformados expliquen a conocidos, familia, amigos o la gente que denuncia en comisaría que los datos delictivos son buenos y que Barcelona no es la “ciudad sin ley”. Esta es solo una parte del plan Confianza, un proyecto que, según detallan los Mossos d’Esquadra a este diario, es un “plan de trabajo abierto” nacido de la última Junta de Seguridad de Barcelona, celebrada el pasado 14 de febrero, y que busca encontrar mecanismos para intentar reducir la sensación de inseguridad y, sobre todo, cambiar la convicción de que la inseguridad cabalga por la capital catalana. Un plan, sin embargo, que los mismos policías no terminan de ver muy claro.

Un “plan abierto”
A diferencia de otras actuaciones de los Mossos, el plan Confianza es un “plan abierto”, es decir, que se irá adaptando a cada momento y en cada circunstancia en los barrios de la ciudad. Sobre todo, teniendo presente las “inquietudes” de los vecinos de cada zona. Como marco general, la policía quiere hacer entender a los vecinos que la curva delictiva está bajando, a pesar de que haya “conductas incívicas” o “colectivos estigmatizados”, que mantienen la llama de la percepción de inseguridad. En este sentido, trabajan con un dato fijo: las infracciones penales cayeron en 2024 en un 4,7%, con un total de 180.342 hechos delictivos registrados, y las detenciones aumentaron un 4,5%. La voluntad es completar los trabajos de prevención y actuación con la comunicación.
Este plan implica aumentar lo que hasta ahora ha sido la oficina de relación con la comunidad. Es decir, que los agentes presten más atención a los problemas que percibe la ciudadanía, los recojan y se ocupen de hacer un “retorno”. Esto significa, explicar lo que se ha llevado a cabo o las acciones que se han hecho para detener un problema o una inquietud concreta, ya sea de una comunidad, de un grupo de vecinos, de los comerciantes o cualquier otro colectivo que haya reclamado la ayuda policial en algún momento. El plan también prevé formación de los agentes para tener datos y formas para poder justificar sus actuaciones así como más patrullaje. Además, en la agenda del plan hay contactos con los consulados que hay en Barcelona para que también tengan los datos y puedan ayudar a rebajar el tono de Barcelona como la ciudad insegura para los turistas.
Ahora bien, este plan tampoco tiene el aval de los “agentes de campo” que recorren cada día la calle. “No es solo una percepción«, indican fuentes de los agentes que patrullan por Barcelona. “Se han puesto muy pesados con este plan, no paran de insistir en ello”, se quejan. “Muchos jefes no entienden que la gente no se queja por vicio, hay una realidad y la gente la percibe”, remarcan las mismas fuentes. De momento, la confianza no está del todo, por parte de los agentes.