Una de las tiendas de figuras de manga más conocidas de Barcelona ha cerrado por sorpresa y ha estafado unos 120.000 euros a sus clientes, según han denunciado los mismos afectados. Los clientes, muchos de los cuales eran coleccionistas de estos objetos de culto, pagaban grandes cantidades de dinero por avanzado para asegurarse sus figuras preferidas.
Se trata de Global Freaks, ubicada en la calle Bailén, entre Tetuán y Arco de Triunfo. Su propietario ha desaparecido sin dejar rastro con el dinero de las preventas, puesto que nunca llegó a pagar por los pedidos que le hacían sus clientes. Los afectados, algunos de los cuales habrían llegado a pagar hasta 5.000 euros, no saben si podrán recuperar el dinero.
Rumores de cierre
Hacía tiempo que circulaban rumores sobre los problemas de Global Freaks con algunos de sus distribuidores habituales. Cuando algunos clientes se acercaban a preguntar, el propietario desmentía las informaciones y los daba largas con alguna excusa. Pero todo se precipitó cuando la tienda retiró de su página web las ofertas de figuras.
Tsume, uno de los principales proveedores de Global Freaks, reconocía hace un par de días que se había “sorprendido” por la situación de la tienda. “Nos coloca en una posición de víctimas de lo que ha sucedido”, explica la empresa en un comunicado. “Como que no tenemos acceso a la información sobre datos, contabilidad ni detalles sobre cómo evolucionará la situación, no podemos ofrecer una opinión fundamentada en este momento. Estamos a la espera de recibir información adicional y no dudaremos en compartirla tan pronto como la tengamos”.
Las figuras de manga son un objeto de culto entre coleccionistas y aficionados y algunas pueden llegar a costar más de 1.000 euros. Los clientes avanzaban el dinero para asegurarse una figura, puesto que muchas se agotaban incluso antes de salir oficialmente a la venta. Global Freaks, que funcionaba como intermediario, tenía que hacer la reserva a los distribuidores, pero en los últimos meses ya no les pagaba. De hecho, muchas figuras están en los almacenes esperando a ser enviadas porque no se abonó la factura. Ni trabajadores ni clientes esperaban este desenlace, que los deja en una situación muy complicada porque no saben qué pasará.
