El icónico bar Versalles cierra las puertas de forma definitiva. Tal como ha avanzado
En los últimos años, los nuevos propietarios habían comenzado diferentes cambios –desde los menús hasta la apariencia– que habían incomodado a los vecinos más veteranos. Desde Sant Andreu se había lamentado que los últimos propietarios quisieran transformar un bar de pueblo en un restaurante «exclusivo» y criticaban que se hubiera descolgado de la pared dos cuadros históricos. En el otro lado, la nueva propiedad defendía que los cuadros se estaban restaurando. A pesar de la distanciación de los últimos años, nadie en Sant Andreu dudaba de la importancia del bar, un emblema que evoca al espíritu de pueblo que tanto defiende el núcleo duro del barrio.

«Era más que un bar o un café»
Con los años, el Versalles se había convertido en un emblema que traspasaba fronteras. Incluso muchas voces aseguran que el Versalles inspiró el personaje del Peris a la serie histórica de TV3, el Cor de la Ciutat, que se grababa en las calles de Sant Andreu. El presidente del Eje Comercial de Sant Andreu, Pròsper Puig, admite en declaraciones al TOT Barcelona que es una «pérdida importantísima» porque era un «espacio de referencia» para el comercio del barrio. El comerciante recuerda que por el Versalles «hemos pasado tres y cuatro generaciones de una misma familia». «Es una pérdida que sabe mal como comunidad y esperamos que se pueda rehacer en un futuro», insiste.
Pròsper Puig, que también es presidente de la Fundación Barcelona Comercio, confía en que algún «emprendedor» quiera hacer revivir el bar icónico, pero avisa a la vez que el cierre del Versalles sirve para explicar una deriva general en la ciudad de Barcelona, donde la supervivencia de los negocios emblemáticos está en peligro desde hace años.
La del presidente de los comerciantes andreuenses no es la única voz que lamenta el cierre del Versalles. El consejero del distrito de Sant Andreu y también miembro del Centro de Estudios Ignasi Iglésias, Xavier de la Cruz, recuerda que el establecimiento «era más que un bar o un café». El historiador lo sitúa como «parte de la memoria sentimental más antigua» y asegura que «nuestro pueblo ha dejado de serlo por siempre jamás».