Las tortillas del bar Nino ya son historia. David Gil bajó definitivamente la persiana del negocio familiar ahora hace justo dos semanas después de una trayectoria de casi cuatro décadas en el barrio de les Corts. Lo hizo con una mezcla de emociones, pero convencido que era la decisión correcta. «No sabes nunca cuando es el mejor momento para hacerlo, pero, después de 12 años al frente y de las penurias de la covid, creo que podemos estar contentos», asegura en una conversación con el TOT Barcelona.
El responsable de este establecimiento ubicado en el número 36 de la calle de Ecuador hacía tiempo que rumiaba la posibilidad de traspasarlo. El desgaste personal que arrastraba Gil y la transformación del barrio, que ha hecho que cada vez sea más difícil sobrevivir para los pequeños comercios, abocaban el bar a un cambio de manos que finalmente se ha precipitado por la aparición fulgurante de un comprador que garantiza una continuidad en los estándares culinarios marcados por el Nino, que basaba su oferta en el producto de proximidad y que tenía sin duda como plato estrella las tortillas de patatas, bautizadas por muchos como las mejores de les Corts.
El periplo iniciado en los ochenta por los padres de Gil, que a su vez cogieron el relevo del primer propietario, un hombre italiano que más de medio siglo después todavía daba nombre al negocio, lo continuará a partir de ahora el cocinero de un popular restaurante vasco de Sitges. El nuevo responsable ofrecerá desde la misma pequeña barra de toda la vida una selección de tapas, pinchos y platos combinados, donde la fiebre por las tortillas del Nino continuará presente en cierto modo a través de una tortilla de bacalao. Ahora bien, será difícil que el local pueda mantenerse cómo este oasis de la lengua que había conseguido construir el antiguo propietario, que había hecho del bar uno de los pocos de la zona donde el trato era completamente en catalán.

Un mejor escenario y la receta secreta
La nueva etapa del establecimiento se verá seguro beneficiada por la finalización del parque de la Colonia Castells, que después de un año de retraso y de acumular un sobrecoste importante pudo abrir al público a mediados del pasado mes de abril. «La movilidad en la zona ha cambiado completamente con el fin de las obras y el estreno del parque. La gente vuelve a pasear por aquí y esto da mucha vida al barrio«, señala Gil, que considera que la inauguración del nuevo espacio verde ha tenido un papel clave en facilitar el traspaso del negocio.
Apesar de haber hecho ya efectivo el cambio de manos, Gil se despedirá de su fiel clientela y de los vecinos en una pequeña fiesta que tendrá lugar en el establecimiento el próximo miércoles 26 de junio a las seis de la tarde. Esta ocasión será l‘última oportunidad para degustar las famosas tortillas del hasta ahora responsable del Nino, que se ha negado a revelar el secreto de su plato estrella, pero que sí que tiene claro cuál es la receta del éxito: «Todo el mundo tiene su manera de hacer. La perfección no existe, se trata de hacer las cosas a mano y con productos frescos«.