Barcelona y el área metropolitana conforman la sexta región de Europa con más muertes ligadas a la contaminación, según un estudio reciente del Instituto de Salud Global que ha analizado más de 850 ciudades de este continente. El estudio, que se focaliza en el impacto del dióxido de nitrógeno (NO2) y de partículas finas (PM2,5), concluye que la media anual es de 38,9 µg/m3, una cifra bastante superior a la recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Solo Madrid –que lidera el ranking–, Amberes, Turín, París y Milán la superan. Mollet del Vallès sorprende en séptima posición del ranking y Granollers (número 151) se sitúa como la tercera ciudad más perjudicada de Cataluña.
El otro dato impactante del estudio es que el área metropolitana podría evitar 1.554 muertos el año si cumpliera con las recomendaciones que marca la OMS en materia de calidad del aire. Aún es más, el estudio apunta que si la región metropolitana redujera el impacto de NO2 y PM2,5 al de la ciudad con menos contaminación, se podría evitar más de 1.800 muertos el año. Entre las ciudades del Estado, solo Madrid podría evitar más muertos que Barcelona.
El transporte y la vivienda, los más nocivos
El estudio pone negro sobre blanco a aquello que mucha gente ya se imagina. El sector del transporte es el que más responsabilidad tiene en la escalada de la contaminación en todo Europa, generando el 48,5% de partículas de dióxido de nitrógeno que hay en la atmósfera. Con todo, no es el único responsable de la alta mortalidad fruto de la contaminación. En cuanto a las partículas finas (PM2,5), las emisiones de las viviendas son las más perjudiciales. Representan el 22,7% del total. Bien cerca, eso sí, se sitúa la actividad agraria, que genera el 18%. También son emisores de PM2,5 la industria (13,8%), el transporte (13,5%), el sector energético (10%), las fuentes naturales (8,8%) y el transporte marítimo (5,5%).

Contaminación en el ámbito doméstico y de la agricultura
La mayoría de estas partículas se generan en un ámbito profesional. Pero, ¿qué sabemos sobre los efectos que tiene el ciudadano corriente? La investigadora del ISG en Barcelona Sasha Khomenko explica que los sistemas que usamos para acomodar la temperatura ambiental a nuestro gusto son los más perjudiciales del ámbito doméstico. «La mayor parte de las partículas generadas en este ámbito se deben a la crema de biomasa y de carbón para calefacción y, en un grado más bajo, a sistemas basados en combustibles fósiles para generar calor y agua caliente y a las cocinas a gas», detalla en declaraciones a la ACN.
En los últimos años, se ha visto un ligero cambio de tendencia, fruto sobre todo del encarecimiento del combustible y de las políticas para frenar el cambio climático. Cada vez usamos más biocombustible. Ahora bien, Khomenko ya alerta que el hecho que se trate de productos de origen natural «no significa que no sean nocivos para la salud».
Y encara un supuesto más a tener en cuenta. En el ámbito de la agricultura intensiva, las partículas que se generan del amoníaco presente en los purines de los animales y en los fertilizantes también son una fuente de contaminación que se dispersa y se acaba desplazando en las ciudades del entorno. Aun así, los investigadores del ISG Barcelona remarcan que, a pesar de todo, el transporte y las viviendas son los que continúan teniendo un mayor impacto negativo en la mortalidad de las grandes ciudades europeas.