El 3 de diciembre de 2024 marca una fecha clave para la Ley del amianto. El ejecutivo de Salvador Illa recuperaba entonces la iniciativa impulsada bajo el mandato de Pere Aragonès y la aprobaba con el objetivo de acelerar la elaboración de un reglamento para erradicar esta sustancia potencialmente cancerígena del territorio catalán antes de 2032. La presión de entidades como la agrupación de jubilados de Macosa-Alstom o la Federación de Asociaciones Vecinales de Barcelona (FAVB) lograba el compromiso prácticamente unánime de los grupos políticos para declarar el trámite de urgencia para la normativa, acortando su recorrido legal casi a la mitad para que pudiera estar lista antes de terminar 2025. «Estamos contentos de haber llegado hasta aquí, pero queremos que se haga con la máxima agilidad posible. Ahora que hemos puesto el tema sobre la mesa, no podemos dejar que baje», apunta en declaraciones al TOT Barcelona Miguel Moreno, portavoz de los extrabajadores de Material y Construcciones S.A. (Macosa) y uno de los artífices de la normativa.
El proyecto de nueva legislación está siguiendo su curso en los despachos antes de ser refrendado en el Parlamento, donde estará sujeto a la introducción de enmiendas y modificaciones antes de proceder a su desarrollo, que podría alargarse medio año más. A la espera de la Ley, los trabajos no se detienen a pie de calle. La semana pasada se iniciaba con polémica la retirada de la cubierta de la antigua sede de El Periódico, que ocupa buena parte del interior de manzana delimitado por los calles del Consell de Cent, Bailèn, Aragó y el paseo de Sant Joan. El historial reciente de lanzamiento indiscriminado de escombros sobre el tejado de fibrocemento preocupaba a parte de los vecinos de la veintena de fincas afectadas, que han denunciado la mala praxis de los operarios a la dirección general de Inspección de Trabajo de la Generalitat y que ahora supervisan cualquier movimiento de los empleados encargados de la actuación. En paralelo, también está previsto que comience inminentemente la sustitución del techo de la antigua fábrica de ascensores Cardellach, de 2.000 metros cuadrados y que también se extiende por casi la totalidad del interior de manzana delimitado por las calles de Casanova, Villarroel y Sepúlveda y la Gran Vía de las Cortes Catalanas.

Sin embargo, estos dos casos no son aislados. Según ha podido saber el TOT Barcelona, al menos cuatro tejados de amianto más están en proceso de retirada o bien lo comenzarán pronto en el mismo distrito del Eixample. Concretamente, todos están ubicados en el barrio de la Derecha del Eixample, donde también se encuentra la vieja redacción del diario catalán. Ninguno de ellos supera los 1.300 metros cuadrados de la de El Periódico, pero sí que oscilan entre los 1.000 y los 500 metros cuadrados de superficie aproximadamente. Todos tienen al menos 45 años, de modo que han agotado con creces su vida útil. En cuanto a los propietarios de los terrenos, tres pertenecen a comunidades de vecinos, ya que se encuentran en la azotea o en el parking de las fincas. La cuarta corresponde a un local comercial, ubicado en dos naves contiguas al final de un pasaje, que hasta el año pasado albergaba un taller de reparación de coches vinculado con la aseguradora Mutua Madrileña.
Dos garajes en fincas históricas
La primera de estas cubiertas ya ha sido completamente sustituida y las obras están a punto de concluir después de dos meses en marcha. Hablamos del caso del techo de fibrocemento que cubría el garaje de la finca del número 153-155 de la calle de Roger de Flor, a escasos 200 metros de la antigua sede de El Periódico. La retirada de estas planchas de amianto ha pasado desapercibida, quizá precisamente porque los impulsores de los trabajos fueron los mismos vecinos. Fue la comunidad de propietarios la que decidió que el tejado -de cerca de 600 metros cuadrados y que ocupa aproximadamente la mitad del interior de manzana entre las calles del Consell de Cent, Roger de Flor y de Aragó y el paseo de Sant Joan- ya había agotado su vida útil tras ser instalada en algún momento entre los años sesenta y principios de los setenta y que era necesario cambiarla. Después de cerca de dos años de trámites, consiguieron que un proveedor italiano les fabricara piezas de uralita sin amianto, ya que el consistorio les requería utilizar un material de las mismas características, y contrataron una empresa especializada para hacer la reposición.
El cambio de piel parece que se realizó siguiendo las medidas de seguridad establecidas por normativa, que eran especialmente relevantes en este caso porque en el mismo interior de manzana están las dependencias del Hospital HM Nens de Barcelona, además de una veintena de fincas con ventanas y terrazas con salida a este espacio. Una vez retiradas, las planchas se guardaron en contenedores herméticos. No se colocó, sin embargo, ningún tipo de burbuja estática sobre el techo durante los trabajos, la única manera de mantener el riesgo al mínimo en lugares con mala recirculación de aire como estos, según alertan los especialistas. Los vecinos ya han solicitado a las autoridades poder acogerse a una subvención para recuperar la inversión en estas obras y ahora están pendientes de la respuesta de las administraciones.

Un proceso similar es el que tendrán que seguir los vecinos del número 306 de la calle de la Diputación. En su caso, la licencia para retirar la cubierta del antiguo parking de la finca está otorgada desde 2024, por lo que pronto deberían comenzar las tareas para quitarla. Actualmente, este viejo garaje -que ocupa aproximadamente una cuarta parte del interior de manzana entre las calles de la Diputación, del Bruc y de Girona y la Gran Vía- ya tiene una parte descubierta, dejando el espacio como una especie de patio interior. El techo sobreviviente se instaló alrededor de los años cincuenta, de modo que ha agotado con creces su vida útil y presenta varios desperfectos. Tiene una superficie ligeramente inferior al del edificio de Roger de Flor y está rodeado por una quincena de fincas. Fuentes municipales confirman que tiene desde 2021 un expediente disciplinario abierto por falta de mantenimiento y que ya tiene aprobados tanto el permiso de obras como el plan de trabajo para la retirada.
Una joya modernista y uralita en un pasaje
Quizá el caso más peculiar de los que están en marcha en estos momentos es el de la Casa Ibarz Bernat. Este edificio modernista construido entre los años 1901 y 1904 fue proyectado por el arquitecto Salvador Soteras i Taberner, que recibió el encargo del empresario Miquel Ibarz Bernat, de quien toma el nombre. El inmueble está ubicado en el número 248 de la calle de la Diputación, entre la Rambla de Catalunya y la calle de Balmes, y está protegido como Bien Cultural de Interés Local (BCIL) principalmente por las esculturas magníficas inspiradas en la mitología griega que coronan las plantas inferiores de la finca, que también tiene unas características tribunas de madera y unas estancias interiores llenas de carpintería y hierro forjado. A través del visor del Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña (ICGC) podemos determinar que a partir de los años ochenta ya aparece instalada en la azotea del edificio una cubierta de fibrocemento de dimensiones considerables, que ahora estaría en trámite de retirarse. De hecho, ya tiene el permiso de obras concedido.

El último de los casos es el del local comercial que se encuentra en la parte final del pasaje de los Caputxins, entre los números 6 y 8. Las dos naves contiguas que ocupan este espacio en la frontera con la Vila de Gràcia y cerrado al público acogieron hasta el año pasado un taller de reparación de coches vinculado con la aseguradora Mutua Madrileña. Su cubierta es de amianto y, al contrario de la Casa Ibarz Bernat, no está ubicado a gran altura. Con el mismo visor del ICGC podemos comprobar que esta se instaló antes de los años setenta, cuando buena parte de la manzana entre las calles de Rosselló, Còrsega, Bailèn y Girona donde se encuentra estaba coronada por techos de fibrocemento. Actualmente, solo sobreviven cerca de 500 metros cuadrados de uralita que con la sustitución del tejado de estas naves quedará prácticamente erradicada de este extremo de la Derecha del Eixample. Fuentes municipales apuntan que los propietarios tienen abierto un expediente disciplinario por falta de mantenimiento que desembocó en una multa y que desde 2023 tienen concedida una licencia de obras mayores, que tuvo que prorrogarse a finales del pasado mes de febrero después de que no fuera ejecutada.
Evitar malas praxis, en manos de la administración
La coincidencia en el tiempo de la retirada de estas cubiertas ha puesto en alerta a la FAVB, que ha detectado un repunte de los casos en los últimos tiempos, coincidiendo con los avances progresivos de la Ley del amianto. «Están saliendo tantos que fácilmente se nos puede acabar desbordando el tema. Debemos garantizar que haya los protocolos necesarios y se haga un seguimiento de las obras«, remarca Joan Maria Soler, uno de los portavoces de la Comisión contra el amianto. «Es cierto que hay un ambiente favorable a la retirada, quizá porque se habla más, pero debemos conseguir que se vea como un delito hacerlo mal y que se penalicen las infracciones«, subraya Moreno. El objetivo es evitar malas praxis como las detectadas en el caso de la antigua sede de El Periódico, que ha terminado con una denuncia por un posible delito contra la salud pública por parte de la Asociación de Vecinos de la Dreta de l’Eixample, que también pide en una carta dirigida al Ayuntamiento, el Departamento de Trabajo y la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) la apertura de un expediente disciplinario a los responsables de los trabajos.
En este sentido, Soler espera conseguir en los próximos días del consistorio el compromiso firme de reabrir la comisión de trabajo del amianto, que durante el mandato anterior se reunía de forma regular, pero que, desde la llegada de Jaume Collboni a la alcaldía, no lo ha hecho ni una sola vez. Además, consideran que debería crearse una mesa específica para la erradicación del amianto, una propuesta que trasladarán al mismo alcalde en una reunión que tendrá lugar este viernes. «Creemos que es importante que haya un posicionamiento institucional por parte del Ayuntamiento a favor de la Ley y también que se formalice una mesa con todos los agentes implicados para marcar el plan de ruta para conseguir este objetivo del 2032″, señala.

Es importante recordar que una de las grandes mejoras que se introducirán con el nuevo reglamento será la supervisión efectiva de los trabajos. La legislación prevé ampliar las inspecciones a las empresas que se encarguen de la sustitución de fibrocemento y también contará con un marco sancionador que -sumado a una mayor concienciación ciudadana- debería servir para controlar estas malas prácticas, contemplando multas que van desde los 100 hasta los 100.000 euros. Ahora bien, hasta que esta esté lista, entidades como la FAVB o los jubilados de Macosa-Alstom recuerdan que está en manos de las autoridades controlar estas malas prácticas y no confiar en la buena voluntad de los propietarios para llevar a cabo retiradas con seguridad. «Por ahora, el trabajo de los vecinos es importantísimo, pero donde tenemos que poner el foco es en la administración. Con la legislación vigente, tanto el Ayuntamiento como la Generalitat tienen margen para actuar, haciendo un seguimiento y garantizando que se hace en condiciones», insiste Moreno.