La sensación de inseguridad ha vuelto a situarse cómo el principal problema de los barceloneses, una sensación que ya hace cinco años que lidera las principales preocupaciones ciudadanas si nos atendemos a los datos de los Barómetros Municipales. El 22,7% de los ciudadanos de la capital ven en la carencia de seguridad el principal problema de Barcelona y mejorarla es la primera demanda del 13,7%. En cuanto a los datos, los hechos delictivos han aumentado este año un 13,7% respecto al 2022, aunque se mantienen lejos de las malas cifras de 2019. En todo caso, la sensación de inseguridad no es la misma a todos los rincones de la ciudad: en los barrios periféricos hay más vecinos que señalan la inseguridad que en los céntricos.
El mapa por barrios que dibuja la Encuesta de Servicios Municipales es bastante ejemplificador. La mancha clara –referente a indicadores más bajos– eclipsa el tronco central de la ciudad. En los barrios del Eixample, en la Vila de Gracia, el Guinardó o las Cortes, la inseguridad solo supone el principal problema del 15% de los vecinos, en el peor de los casos. En cambio, la mancha oscura esparce por el resto de Barcelona. Más del 20% de los vecinos de los barrios fronterizos consideran que la seguridad es el principal problema. Así lo muestran los datos de los barrios de montaña, las de las zonas costeras o aquellas que hacen referencia a los vecindarios que tocan en el Llobregat o el Besòs.

Los distritos con mejores y peores indicadores en cuanto a la sensación de seguridad
Por distritos, Ciutat Vella se dispara en los indicadores. Casi uno de cada tres vecinos dice que la inseguridad es lo peor que tiene Barcelona. En un tenedor de entre 23 y 27 puntos se sitúan los barrios de Sants-Montjuic, Nou Barris y Sant Martí. Un poco por debajo, con 23,3 puntos, está Sarrià-Sant Gervasi y Sant Andreu, todavía por encima de la media de Barcelona (22,7). Los otros cuatro distritos son los que hacen de contrapeso: Les Corts (22,6), Horta-Guinardó (19,7), El Eixample (17,0) y Gracia (15,5) son los distritos que se sienten más seguros, gracias, en parte, a las bajas cifras de los barrios céntricos.