El Parlamento Europeo cerrará la legislatura haciendo un importante paso a nivel medioambiental. Los grupos de la Eurocámara votarán en la última sesión plenaria que se celebrará del 22 al 25 de abril un endurecimiento de la normativa actual sobre la calidad del aire. Esta modificación del reglamento no solo establece unos estándares más restrictivos en cuanto a varios contaminantes sino que también pretende garantizar una monitorización más efectiva y representativa de la polución y un mayor control del cumplimiento de los límites legales. Si no hay imprevistos, la directiva tendría que salir adelante después del acuerdo sellado con el Consejo Europeo el pasado mes de febrero, dejando de este modo un nuevo marco legal más estricto a las puertas de unas elecciones europeas que podrían cambiar los equilibrios de la alta cámara decantándola hacia la derecha.

A poco más de una semana de la más que probable aprobación de la normativa, la Oficina del Parlamento Europeo en Barcelona ha organizado este viernes un debate donde se ha presentado el contenido del texto que refrendaran los grupos en Estrasburgo, que marcará nuevos valores límite de cara al año 2035 para las partículas (PM2.5, PM10), el NO2 (dióxido de nitrógeno), el SO2 (dióxido de azufre) y el O3 (ozono). El acto ha contado con la participación del eurodiputado socialista y poniente de la proposición, Javi López, que ha sido acompañado en la tarima de la regidora de Salud del Ayuntamiento, Marta Villanueva, y de la activista climática y cofundadora de Fridays for Future Barcelona, Maria Serra.

Evitar la polarización ante el auge de la extrema derecha

En su intervención inicial, López ha remarcado la importancia de la aprobación de esta directiva, que permite revisar los estándares para varios contaminantes después de cerca de dos décadas sin hacerlo, pero ha reconocido que los nuevos límites están todavía muy lejos de los valores que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS) como óptimos, que se sitúan casi en la mitad. «Tenemos que ser capaces de ser más exigentes con nuestra calidad del aire. Este será un proceso de una década y se tendrán que hacer muchas cosas y hacerlas más rápido», ha insistido, indicando que habrá una primera fiscalización de las actuaciones impulsadas en las diferentes ciudades en 2030.

El eurodiputado también se ha referido a la polarización que generan normativas como esta en un contexto con discursos cada vez más extremistas y ha hecho un llamamiento a no politizar cuestiones de salud pública como la calidad del aire. «En el Parlamento Europeo hemos visto cómo el auge de la extrema derecha ha modificado la agenda de los populares, que se han descolgado de varios acuerdos. Las previsiones indican que podrían obtener cerca de 180 escaños del total de 705 en las elecciones y que podrían ser la primera fuerza de la cámara, pero no es tan fácil cambiar leyes europeas. No solo vale con una mayoría», ha remarcado.

En una línea parecida se ha pronunciado Serra, que ha asegurado que este es un año de elecciones «climáticas» porque está en juego cuál es la hoja de ruta que seguirá Europa en los próximos cinco años. «No podemos dejar un Parlamento Europeo que crea que el cambio climático no afecta a la salud de las personas. Esto es una cosa de mínimos y se tienen que buscar los mínimos comunes múltiplos con diferentes partidos fuera de las izquierdas», ha apuntado la activista, poniendo énfasis, más que en la política en sí, en cómo esta se aplica en el territorio para evitar que genere disfunciones.

Pacificación, mejor transporte y electrificación

Por su parte, Villanueva ha reivindicado que Barcelona va en el buen camino en cuanto a la reducción de la contaminación y la mejora de la calidad del aire, a pesar de los reveses judiciales que han sufrido medidas como la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) o la Superilla y las advertencias europeas por superar los máximos establecidos en la mayoría de barrios de la ciudad. «Las resistencias siempre están, pero la transición verde tiene que acompañar garantizando derechos y evitando que se puedan generar más desigualdades», ha señalado, en referencia a las múltiples críticas y la polémica suscitada por ambos proyectos.

La regidora barcelonesa ha admitido que poder cumplir con los nuevos umbrales que marcará la directiva europea será todo un reto y ha desgranado cuáles son las políticas que estudia reforzar el consistorio para poder lograr estas cifras. «Tenemos que continuar apostado por la pacificación, la electrificación del parque de vehículos y por configurar una red de transporte sostenible que mejore la conectividad con el resto de municipios del Área Metropolitana de Barcelona (AMB)», ha detallado, indicando que el ejecutivo ya está trabajando en la descarbonización de edificios, la ampliación de la red de metro o la renovación de la flota de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB).

Una primera votación muy ajustada

Hay que recordar que la directiva que llegará al plenario este mes de abril protagonizó el pasado septiembre una de las votaciones de peso más disputadas de los últimos tiempos en el Parlamento Europeo. La propuesta se aprobó con 363 votos a favor, 226 en contra y 46 abstenciones, contando con la negativa de los representantes del PP, que se alinearon con Vox y los sectores más conservadores de los estados miembros para probar de dinamitar sin éxito la proposición.

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