El Ayuntamiento de Barcelona aumentará este mismo verano las sanciones por incivismo. El teniente de seguridad, Albert Batlle, ha avanzado que a partir de ahora se aplicará la franja alta que permite la normativa actual, lo cual aumentará las sanciones en un 55%. De hecho, la Guardia Urbana ya está dando indicaciones a los agentes para que tengan presente el cambio. La idea del nuevo ejecutivo también es modificar la ordenanza de civismo, lo cual permitiría modificar el régimen sancionador. Pero para hacerlo, hace falta antes la aprobación del plenario. Mientras esto no pase, el Ayuntamiento ordenará este endurecimiento del reglamento actual que será efectivo a partir de agosto.

El responsable de seguridad de Barcelona ha citado, en una comparecencia de este miércoles, algunos ejemplos que se verán implicados en este endurecimiento. A partir de agosto, la multa por orinar en la calle pasará de 200 a 300 euros y hacer pintadas a edificios pasará de los 300 euros de ahora a los 500. Por último, también se endurecerá la sanción por beber en la calle, actualmente cifrada en 600 euros. El mismo Batlle ha explicado que este fin de semana ya se han puesto multas de 1.600 euros por este motivo.

Albert Batlle, en la comparecencia de esta mañana | ACN
Albert Batlle, en la comparecencia de esta mañana | ACN

Endurecimiento de la ordenanza de civismo

Albert Batlle ha indicado que el Ayuntamiento ya ha empezado los trámites para endurecer la ordenanza de civismo, uno de los objetivos del nuevo ejecutivo. En este contexto, el nuevo Ayuntamiento tendría bastante con el voto favorable de Xavier Trias. PSC y ‘TriasxBCN’ tienen 21 de los 41 regidores, mayoría absoluta al pleno. Por lo tanto, parece fácil que la nueva regulación salga adelante, y más, si tenemos en cuenta que Junts es uno de los grupos municipales que habló con más contundencia sobre esta cuestión durante el mandato anterior. El pasado también avala el pacto, puesto que la antigua CiU fue quien impulsó la primera ordenanza durante el mandato del socialista Joan Clos. En todo caso, desde el Ayuntamiento mantienen que buscaran el «máximo consenso» posible para revisar una normativa siempre polémica.

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