El Ayuntamiento de Barcelona se encomienda a un tratamiento experimental para intentar reabrir, cuanto antes, el edificio tóxico de Trinitat Vella. Lo avanzó un regidor de Junts per Catalunya, Josep Rius, al TOT Barcelona durante el mes de julio. Se trata de una pintura que absorbe los tóxicos. El Centro de Vida Comunitaria del barrio barcelonés está cerrado a cal y canto desde finales de enero de 2023, hace más de un año y medio, porque se detectó una sustancia tóxica, el formaldehído. La presencia está vinculada con los derivados de la madera del inmueble, ya que es el material principal del equipamiento.
Ahora, tal como ha podido comprobar este medio, el gobierno de Jaume Collboni ha licitado, a través de la empresa Bimsa, el contrato para llevar a cabo estas obras. En concreto, la oferta pública es para
Siete semanas de obras
Fuentes municipales han explicado que los trabajos se ejecutarán este otoño, entre octubre y noviembre, y se prolongarán durante unas siete semanas. Una vez se haya acabado de aplicar la pintura y el barniz, se volverán a hacer mediciones en todo el edificio para ver si los niveles de formaldehído han bajado o han desaparecido totalmente, y si se puede volver a plantear la apertura del equipamiento. La noticia sobre la clausura del edificio la avanzó en primicia el TOT Barcelona el pasado 2 de octubre.

Con 6,7 millones de presupuesto, el Centro de Vida Comunitaria ha estado más tiempo cerrado que abierto. Proyectado por el despacho de arquitectos Haz Arquitectura, abrió en marzo de 2022, pero 10 meses después tuvo que clausurarse precipitadamente después de que se detectara formaldehído y tres personas sufrieran irritaciones, uno de los síntomas que puede producir el contacto con el formaldehído, a pesar de que en casos de larga exposición, y casi siempre vinculado a la manipulación de la sustancia, puede dar lugar a algunos tipos de cáncer.
Diferentes intentos de solucionar el problema sin éxito
A lo largo de los últimos 19 meses, el consistorio lo ha intentado todo para reabrir el edificio. El centro se ha ventilado en innumerables ocasiones. El febrero pasado, la regidora del distrito de Sant Andreu, Marta Villanueva, informó de la instalación de dos aparatos purificadores de aire. También estaba previsto poner plantas captadoras de formaldehído en toda la segunda planta del edificio, pero ninguna de estas propuestas ha solucionado el problema.
Ahora, se hará un nuevo paso con la pintura y los barnices captadores de formaldehído. Ya se ha llevado a cabo una prueba piloto con resultados esperanzadores, y este otoño se plantea extender el tratamiento al resto del inmueble, pintando paredes, muebles, techos y el resto de elementos del interior del Centro de Vida Comunitaria por reducir la presencia de la sustancia en el ambiente.

Descartado que abra este otoño
A pesar de que en marzo, el gobierno de Collboni situaba la posible apertura el próximo otoño, con la aplicación del nuevo tratamiento con pintura y barnices, esta posibilidad ha quedado descartada. Ya en el pleno del 2 de julio del distrito de Sant Andreu, el último antes de las vacaciones, Villanueva dijo que era «osado» decir que el centro abriría esta estación.
A lo largo de los últimos meses, el ejecutivo socialista ha gestionado el problema con poca transparencia y sin dar muchas explicaciones, valoraba este verano el regidor de Junts, Josep Rius. «Nunca han presentado una curva de desintoxicación del edificio y siempre hemos recibido respuestas poco precisas». Tampoco se han facilitado los costes de todas las reparaciones llevadas a cabo, o las acciones que el consistorio haya podido emprender en el ámbito legal o de reclamación patrimonial, en su caso, puesto que al tratarse de un edificio nuevo hay unas garantías de construcción.
Las críticas han llegado también otras formaciones como ERC y el PP. En julio, los republicanos, futuros socios del PSC en el Ayuntamiento, pedían hacer todos los esfuerzos posibles para reabrir un equipamiento muy bien valorado por la ciudadanía. Y los populares se preguntaban cómo se había podido escapar que el uso de esta sustancia era perjudicial para la salud de los usuarios y de los trabajadores. Antes de dejar el consistorio, a finales del año pasado, Ernest Maragall, tildó el caso de negligencia y aseguró que se sumaba a la larga lista de

Poco después de sacar a la luz este caso, el TOT desveló que la causa de la presencia del formaldehído estaba vinculada con los materiales constructivos, concretamente la madera. Con posterioridad, Jordi Gené, ingeniero y responsable de la madera del Centro de la Ciencia y Tecnología Forestal de Catalunya (CTFC), opinaba que el motivo de la existencia del formaldehído no era la madera en sí, sino los derivados o tratamientos hechos a la madera u otros elementos, como barnices y pinturas utilizados en la construcción del edificio, y sostenía que con la ventilación tendría que haber habido suficiente para eliminar la sustancia.
El equipamiento, situado en la Vía Favència con la carretera de Ribes, tiene cuatro plantas de unos 500 metros cuadrados cada una, con una superficie total construida de 2.000 m² más la urbanización de una plaza. El edificio se construyó con materiales sostenibles y no contaminantes y acogía servicios sociales y comunitarios que ahora se están haciendo en otros espacios. La construcción fue seleccionada para los premios FAD 2023 y nominada en el mejor edificio ArchDaily Awards 2023.