Arrels Fundació ha criticado este jueves que el paquete de medidas municipales de limpieza del espacio público ‘Plan Endreça‘ del Ayuntamiento de Barcelona, que entró en vigor el julio del 2023, compuerta «más dificultades en el día a día de las personas que viven en la calle, más sanciones y vulneraciones de derechos». En un comunicado, la entidad ha lamentado el mensaje que vincula la limpieza con la seguridad, y ha afirmado que la primera fase de despliegue del plan se ha traducido para las personas sin hogar en actuaciones en que la policía y los servicios de limpieza municipales «los echan de donde pernoctan o están normalmente».
«Amenazar de tirarlos las pertenencias o hacerlo sin aviso previo, mojar las personas que están descansando en la calle, tirar a la basura sus mantas, cartones, documentación, el móvil o la medicación son algunas de las actuaciones policiales y de los servicios de limpieza que personas que viven a la intemperie y que conocemos desde Arrels nos han explicado», detalla la entidad, que, además, añade que algunas personas que atienen han recibido sanciones por motivos como «dormir en la calle o carencia de limpieza».
En este sentido, el equipo de calle de la entidad explica que la puesta en marcha del plan ha ido de mayor presencia policial en puntos concretos de la ciudad. «Se ha observado incremento policial, sobre todo en puntos de pernoctación donde hay agrupación de personas», remarca la fundación, y alerta que esto, además, provoca «la ruptura de las rutinas de las personas que viven en la calle, en muchos casos relacionados con la supervivencia».

Preocupación por parte del síndico de agravios
Por otro lado, el pasado mes de noviembre, Arrels presentó una instancia al síndico de agravios de Barcelona enumerando algunas de las actuaciones que se han efectuado en el marco del plan Asea. En su respuesta, la Sindicatura manifiesta que le “preocupa el hecho que la investigación de ‘la excelencia en el espacio público’ que busca el Plan Asea, poniendo el foco en la limpieza y la orden, pueda tener un impacto negativo para las personas sin hogar, para las cuales el espacio público no es solo un espacio de uso común, sino también el espacio en el cual hacen vida y dónde no disponen de los mínimos necesarios”.



