La situación de las playas de Barcelona es bastante complicada. Según datos del Ayuntamiento de Barcelona, el litoral de la ciudad pierde 30.000 metros cúbicos de arena cada año. Esta regresión es una constante: las playas de la capital han perdido 129.200 metros cuadrados de arena desde el 2010, la última vez que recibieron una donación externa. El año 2022, el consistorio pedió un refuerzo de arena extra al Ministerio de Transición Ecológica para poder paliar el retroceso de los últimos años, pero todavía no hay novedades.
El Ayuntamiento detalla que este refuerzo de arena que se pidió «está en marcha», pero matiza que antes de efectuarlo hay que «ejecutar los estudios, proyectos y tramitación de los expedientes», que en estos momentos es en lo que está trabajando el ejecutivo español. El

Desde que se firmó este compromiso, el 2022, la playa de Barcelona ha perdido más de 60.000 m³ de arena aproximadamente, con algún matiz. El Ayuntamiento concreta que se ha dotado de arena la playa de la Nueva Mar Bella –en el operativo para rehacer el muro que derrocaron a temporales marítimos Ciaran y Domingos– y en las obras de dragado de la bocana del Puerto Olímpico. Estas son las únicas zonas que han recibido una aportación extra de arena últimamente.
La única solución
El problema de las playas de Barcelona –y del litoral catalán, en general; el Maresme y el Delta del Ebre también son puntos críticos– viene de lejos, tal como explicaba el noviembre pasado el doctor Miquel Canals en este diario. La apuesta por la economía azul, junto con las actuaciones para crear embalses o muros para prevenir riadas, genera daños colaterales a la costa. En el primer caso, porque muchas de las infraestructuras que se crean en el litoral entorpecen el funcionamiento orgánico del mar. En el segundo, porque impiden, en mayor o menor cantidad, que algunos sedimentos lleguen al mar y, de retruque, en la playa. El otro elemento significativo es que Barcelona cuenta con playas artificiales, que según explicaba el experto en este reportaje, no tienen acceso a los bancos de arena sumergidos, los encargados naturales de autoproteger las playas.
Y con este panorama sobre la mesa, la aportación extra de arena aparece como casi la única solución. Como mínimo, la única solución factible a corto plazo. De hecho, los expertos remarcan que la solución utópica implicaría restituir la idiosincrasia del litoral catalán, lo cual acontece una misión imposible, puesto que es uno de los grandes activos económicos del país. De aquí que el trasvase de arena sea imprescindible, a pesar de que la arena, avisan los expertos, también es un bien escaso.