Los vecinos del barrio de Sant Antoni se levantaron este domingo con una escena bastante inesperada. El histórico quiosco de Milagros Carballo, la mujer que murió este enero a los 90 años después de toda una vida vendiendo golosinas en el cruce entre la calle de Villarroel y la ronda de Sant Antoni, apareció este fin de semana pintado de blanco.
Según ha podido saber el TOT Barcelona, los hechos tuvieron lugar el sábado por la tarde cuando algunos vecinos vieron como una chica pintaba de blanco el quiosco, que hasta entonces estaba lleno de grafitis que cubrían toda la estructura. Solo la parte superior de este pequeño espacio continúa presidida por una pintada. Esta nueva capa de pintura no ha afectado a los ramos de flores y las numerosas muestras de recuerdo que se agrupan en las diferentes fachadas del quiosco y que sirven de homenaje a Milagros, que durante más de sesenta años regentó el establecimiento.
Por ahora se desconoce si esta actuación se trata de una intervención artística o si simplemente era un intento de dignificar la apariencia de degradación que presentaba hasta ahora este histórico quiosco. Parece claro, sin embargo, que la voluntad de la autora no era la de vandalizar la estructura, un verdadero punto de encuentro en un barrio donde cada vez es más difícil conocer tus vecinos, a causa de la gran cantidad de movimiento que hay.
Condenado a desaparecer
Hay que recordar que el espacio no volverá nunca a abrir las puertas. El nuevo criterio municipal designa que no se pueden conceder nuevas licencias de venta no sedentaria de este tipo en la vía pública dada la saturación en el espacio público. Además, después de más de sesenta años de trabajo, la estructura del quiosco ha quedado muy dañada y podría ser un peligro para los peatones. Es por eso, que el ayuntamiento ha decidido no conservarlo. De este modo, el ayuntamiento afirma que el Distrito procederá a su retirada cuanto antes mejor.