Los hogares barceloneses podrían ver afectado su consumo de agua a causa de la emergencia por sequía. Así lo ha asegurado el Ayuntamiento este miércoles, donde ha precisado que estas posibles restricciones en el abastecimiento domiciliario llegarían en caso de activarse el estado más avanzado de la fase de emergencia, un punto en el cual podría entrar Cataluña este mismo enero si no llegan precipitaciones abundantes durante las próximas semanas.

Según han explicado tanto la gerente de Servicios Urbanos, Sònia Frias, como la directora general de Barcelona Ciclo del Agua, Cristina Vila, este escenario solo se aplicaría en los hogares barceloneses en la fase de emergencia número 3, en la cual el umbral se fija en 160 litros por habitante y día. Es en este caso que se tendrían que tomar medidas, como por ejemplo las bajadas de presión, puesto que los cortes de suministro en horarios concretos quedan de momento prácticamente descartados.

Consumo por debajo del umbral, pero malas previsiones

En este sentido, Vila ha explicado que entre enero y el noviembre del pasado 2023, el consumo de dotaciones en Barcelona fue de 173 litros por habitante y día, todavía muy por debajo de los umbrales fijados en emergencia 1 (200) y emergencia 2 (180). De estos 173 litros por habitante y día del noviembre pasado, un 69% del agua potable fue consumida por uso doméstico, un 26% comercial e industrial y un 5% es consumo del Ayuntamiento.

«Se tendrían que tomar medidas en cuanto a la red de abastecimiento para disminuir el umbral de consumo», ha precisado Frías, que ve probable que en 2024 se entre a la fase de emergencia 2, puesto que prevé que se mantenga la excepcionalidad en el supuesto de que en la primavera llueva y que no se vuelva a la normalidad. Si la situación no mejora, el consistorio augura que se podría llegar a la fase de emergencia 3 en julio si se mantiene la tendencia actual de poca lluvia.

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