El paso de los años y la subida constante de precios fruto de la inflación continúa castigando pequeños negocios que hace décadas que abrieron las puertas en la ciudad. Una de las víctimas de la evolución de la capital catalana ha sido el histórico Descanso, el último bar de Torre Baró, en las afueras de la ciudad. Caracterizado por los bocadillos «de toda la vida» que alimentaban cada día los vecinos del barrio, el encarecimiento de los costes de los alimentos ha hecho que los amos del local no pudieran aguantar el ritmo sin subir precios. Un acto que no estaban dispuestos a hacer. Según declaraba Víctor Aguilera, el propietario del Descanso, en
El bar abrió las puertas por primera vez hace cuatro décadas, y desde entonces ha conservado su espíritu tradicional. Ahora bien, con los años, y para adaptarse a las nuevas necesidades del barrio, el Descanso empezó a incorporar nuevos espacios en el local, como por ejemplo una área de juegos infantiles. A pesar de las novedades en el local, la carta se mantuvo exactamente igual: patatas bravas, croquetas, bocadillos, calamares y cualquier tipo de carne a la brasa, desde lomo hasta un entrecot. Hace cuatro meses, pero, el bar cerró definitivamente las puertas: «Ya hace cuatro meses que el bar cerró, pero la gente todavía se pensaba que era por vacaciones. Ahora ya se han dado cuenta de que ya no volverá a abrir», explican fuentes de la familia al TOT Barcelona.
El local permanecerá cerrado
A pesar de que en estos momentos el Descanso ha bajado la persiana, el propietario no descarta que pueda volver a abrir algún día. Según asegura, el local «permanecerá exactamente igual» todo este tiempo porque si alguna nueva generación de la familia se quiere hacer cargo algún día. Ahora bien, en estos momentos, ya no se podrá volver a hacer una parada para tomar una caña acompañada de una tapa tradicional.
