El 13 de junio de 2024, los militantes de ERC en Barcelona estaban llamados a avalar el preacuerdo de gobierno del grupo municipal republicano con el PSC de Jaume Collboni. En esa cola, a las puertas del Orfeó Martinenc, en la Meridiana, ya se veía que algo no iba bien para la dirección del partido y los partidarios del pacto con los socialistas. El rumor era constante y la Federación de ERC en Barcelona terminó suspendiendo el acto con la excusa de que la sala era demasiado pequeña para reunir a tanta gente. Fruto, entre otros motivos, de los malos resultados electorales, el partido estaba inmerso en una crisis interna que, lejos de solucionarse, sigue viva, y se evidenció en el congreso nacional de diciembre que ganó la candidatura encabezada por Oriol Junqueras y Elisenda Alamany. La crisis se ha agravado por el caso de los carteles del alzheimer, y el 26 de abril, las elecciones a la presidencia de la Federación de Barcelona -solo un año y medio después de las anteriores- escenificarán de nuevo la fractura que hay en ERC en la que será la primera reválida de Junqueras. Se presentan dos listas, una oficialista y otra alternativa, formada por críticos con el junquerismo.

Un mes antes de la cita en el Orfeó Martinenc, ERC había sufrido un revés bastante importante en las elecciones catalanas del 12 de mayo. Los republicanos perdieron 13 diputados en el Parlament de Catalunya -de 33 bajaron a 20- y la presidencia de la Generalitat. Un año antes, el 28 de mayo de 2023, el golpe se lo llevó Ernest Maragall. Tras ganar las elecciones de 2019, con 10 concejales, ERC perdió por el camino la mitad de los ediles. Y ahora mismo es la cuarta fuerza del pleno de Barcelona por detrás de Junts per Barcelona, PSC y Barcelona en Comú.

Ernest Maragall rompió el carné por los carteles del alzheimer
Si con este panorama no era suficiente, a principios de julio del año pasado se supo que los carteles del alzheimer, que se colgaron durante la precampaña de las municipales de 2023 y en los cuales aparecían los hermanos Pasqual (que padece esta enfermedad degenerativa) y Ernest Maragall, salieron de las filas de ERC. Pocas semanas después, Ernest Maragall rompió el carné de ERC y, desde entonces, mantiene una posición alejada del partido.

A mediados de marzo pasado, en la segunda parte del congreso nacional de ERC, un informe de la comisión de la verdad de ERC, presidida por Joan Tardà, apuntó a la antigua dirección de Estrategia y Comunicación del partido como la estructura B responsable de los carteles y del muñeco de Junqueras que se colgó en un puente de Sant Vicenç dels Horts en 2019, su municipio. Según dijo el actual vicesecretario de comunicación Isaac Albert, en un momento dado se entró en «una espiral perversa» y se perdió el control y la ética.
En el informe no se menciona ningún nombre directamente, pero en la presentación se citaron los cargos, de tal manera que todos sabían de quién se trataba. Tal como recogió El Món, algunas de estas personas eran Oriol Duran, Marc Colomer, Oriol Lladó, Sergi Sabrià y Carles Foguet. Además, se detalló que la empresa Relevance Marketing S.L., que ayudó a ERC a gestionar la estructura B del partido, facturó 4 millones de euros entre 2016 y 2023, de los cuales unos 254.000 euros se destinaron a campañas polémicas. El último episodio hasta ahora de este caso se vivió a finales de marzo con la publicación de un sitio web que daba toda clase de detalles sobre esta estructura B de ERC, que era «una red de influencia y estrategia comunicativa que ha sido clave en la difusión de mensajes políticos y campañas controvertidas». El sitio web solo estuvo operativo un día.

El pasado diciembre, el congreso nacional para elegir la nueva presidencia de ERC evidenció la división interna del partido. Se presentaron tres candidaturas. Una fue Militància Decidim, con Junqueras y Alamany. Una segunda fue Nova Esquerra Nacional, con el liderazgo de Xavier Godàs. Y una tercera, Foc Nou, encabezada por Helena Solà y Alfred Bosch. En la segunda vuelta, pasaron las listas de Junqueras y Godàs y el primero se impuso por un margen estrecho, el 52,2% de los sufragios frente al 42,2% de Godàs. Con los resultados, quedó claro que el partido estaba partido en dos mitades. Las diferencias también se hicieron evidentes en el congreso de este marzo en Martorell, con la comisión de la verdad. Tal como recogió la agencia ACN, decenas de militantes salieron de la sala denunciando una «purga», un «juicio político» y un «escarnio». Y el expresidente Pere Aragonès -uno de los que rechazó asistir a la comisión de la verdad argumentando que no tenía ninguna información- decidió no acudir al cierre de Junqueras. Y ahora, con otros argumentos, la división se repetirá en la Federación de ERC en Barcelona.

Dos listas se enfrentan en la Federación de Barcelona
La votación a la presidencia de Federación de Barcelona será el 26 de abril próximo. Se presentan dos listas, la oficialista y junquerista, y una alternativa con gente de Nova Esquerra Nacional, pero que también cuenta con el apoyo de representantes de Foc Nou, como Alfred Bosch. La candidatura Endavant, Barcelona!, la junquerista, está encabezada por la concejala en el Ayuntamiento de Barcelona Eva Baró y la consejera del distrito de Sant Martí Lourdes Arrando. Baró aspira a revalidar el cargo de presidenta y Arrando, en caso de ganar, sería la secretaria general. Y Dignitat Republicana, el grupo de los críticos con Junqueras, presenta como candidata a la presidencia a Creu Camacho (presidenta del casal republicano de l’Eixample). En esta lista también figuran Miquel Colomé, exconsejero del distrito de Gràcia y que sería el secretario general de la Federación, y la concejala Rosa Surinyach, candidata a presidir la Asamblea de Barcelona, un órgano participativo.
Baró y Arrando dicen que trabajan para «restablecer confianzas y sumar esfuerzos después de una etapa de confrontación interna en el partido, así como iniciar un nuevo ciclo en Barcelona que se base en el diálogo y el consenso». La candidatura asegura que integra militancia de los 11 casals republicanos de la capital catalana y que un 60% de los miembros de la lista son mujeres. También busca que el partido articule «una propuesta entusiasmante tanto para la militancia como para el conjunto de los barceloneses».

Por su parte, Dignitat Republicana sostiene que recoge “diferentes sensibilidades” republicanas y se presenta para “recuperar el protagonismo de la militancia y la regeneración de la formación desde la base”. Y denuncia que ante “la ausencia de debate” en ERC y «el abandono de un proyecto propio genuino independentista y de izquierdas, queremos recuperar el espíritu de dignidad y movilizarnos para hacer sentir nuestra voz». En caso de ganar, su intención es volver al asamblearismo, «una de las características de nuestro partido de siempre», en palabras de Creu Camacho. Entre los pilares de la candidatura, destacan que ERC debe ser “un partido radicalmente democrático”, basado en el debate y el hecho de votar, y apuesta por “un proyecto propio” y no ser el apoyo “ni del PSC ni de los Comuns ni de Junts”. También defiende una ciudad «para las clases populares y trabajadoras, que sea inclusiva y «ejerza de capital del país».
En un artículo publicado en El Món, Alfred Bosch no se muerde la lengua y aboga por dar una oportunidad a Dignitat Republicana. El exconsejero de la Generalitat y expresidente del grupo municipal en el Ayuntamiento de Barcelona critica que no se volviera a convocar el congreso barcelonés del Orfeó, en el cual se debía votar el preacuerdo con Collboni. «La dirección de ERC en Barcelona, perfectamente alineada con el sector de Oriol Junqueras, decidió que los militantes tenían cosas mejores que hacer que perder el tiempo en decisiones colegiadas». Y en otro momento sostiene que, ante la petición de «cheque en blanco para unos dirigentes que esquivan las decisiones comprometidas», apunta sobre la candidatura junquerista en Barcelona, «llega una propuesta diferente«, añade sobre la lista alternativa. La define como «gente renovadora, en Barcelona, que ha dado un paso para ofrecer otra cosa», que es «el rigor, los valores, el respeto a las bases y la estricta obediencia democrática. Estos se llaman Dignitat Republicana y pienso que valdría la pena darles una oportunidad«.

Se aleja la entrada al gobierno de Collboni
El preacuerdo del grupo municipal de ERC con el PSC se cerró en la primavera de 2024. Collboni y Alamany mantienen una buena relación y los republicanos han sido la única formación que ha votado favorablemente los dos presupuestos presentados por el gobierno municipal, con un impacto para los de 2025 de 300 millones en propuestas republicanas. En cualquier caso, parece difícil que, en el ecuador del mandato, ERC entre en el ejecutivo de la ciudad. Diferentes fuentes del partido consultadas por TOT subrayan que en un año las circunstancias han cambiado y a medida que se acerquen las elecciones municipales tiene menos sentido que se concrete este acuerdo. El panorama político republicano en la capital catalana no quedará clarificado del todo hasta el verano, ya que después de las elecciones a la Federación de Barcelona se tendrán que renovar los cargos de los casales de ERC, lo que significa que probablemente hasta septiembre de 2025 no se tomaría ninguna decisión y quedarían menos de dos años para las elecciones municipales. Y lo más importante: entrar en el gobierno de Collboni sigue sin generar consenso entre la militancia republicana, que, en principio, debería avalar el acuerdo si se volviera a plantear esta posibilidad. Dignitat Republicana se ha comprometido a realizar la consulta que se pospuso antes del verano si gana las elecciones a la Federación. Todo demasiado complicado.