Un desacuerdo sobre el futuro de las terminales de cruceros del Puerto de Barcelona pone en riesgo las negociaciones entre el PSC y los Comuns para pactar las ordenanzas fiscales y los presupuestos de 2025. En el marco de las conversaciones entre los dos antiguos socios de gobierno, los equipos negociadores habían pactado promover la reducción de dos terminales, pero la inclusión en el pacto de una propuesta compensatoria en forma de “terminal de cruceros de lujo” ha dinamitado el posible acuerdo.
En una entrevista en TV3, la líder de los Comuns en el Ayuntamiento de Barcelona, Janet Sanz, ha detallado que habían pactado con los socialistas que la terminal A se dejaría de usar en 2025 y la terminal B quedaría vacante en 2030, en ambos casos aprovechando que se acababa la concesión vigente, que ahora opera la empresa pública Barcelona Cruise Port. De esta manera, el Puerto de Barcelona pasaría de tener siete a cinco terminales de cruceros activas. Pero la aparición de la propuesta de hacer una terminal de cruceros de lujo ha hecho saltar las alarmas en las filas de los Comuns. “Parecía que podía haber entendimiento, pero finalmente [el gobierno del PSC] planteó abrir una nueva terminal de cruceros de lujo”, lamentó Sanz.

El acuerdo de presupuestos, “más lejos”
“Estamos más lejos que ayer de llegar a un acuerdo”, espetó la líder de los Comuns en la capital catalana, que se mostró “preocupada” por los problemas que pone Jaume Collboni a la hora de implicarse para reclamar al Estado y a la Generalitat que apoyen la reducción del número de terminales para reducir la llegada de cruceristas a la ciudad.
“El gobierno municipal, en el marco de las conversaciones con el Puerto de Barcelona, hace constar y valora positivamente que este plantea habilitar una miniterminal que dé servicio a barcos de nueva generación con capacidad máxima de 1.000 pasajeros. Aun así, no forma parte de estos acuerdos”, reza un documento avanzado por Nació Digital. Habría sido la misma Autoridad Portuaria de Barcelona (APB) quien habría pedido compensar la pérdida de las dos terminales con la puesta en marcha de una más pequeña pensada para atraer cruceros de lujo.
Este miércoles habrá la primera prueba de fuego para el gobierno municipal. Las ordenanzas fiscales deben pasar el trámite definitivo en una comisión extraordinaria en el Ayuntamiento de Barcelona y los votos de los Comuns son decisivos. Junts y el PP ya han dicho que votarán en contra, mientras que el PSC esperaba contar con los votos de ERC y los Comuns. La votación será un termómetro de la relación actual entre los dos exsocios de gobierno, ya que si no se aprueban en esta comisión, no podrán entrar en vigor el 1 de enero.