El reverso del acto institucional de recuerdo a las víctimas del 17-A que se ha hecho este jueves en la Rambla de Barcelona, sin parlamentos, ni consignas, ni silbidos, se ha vivido dos horas después ante la Delegación del gobierno español en Catalunya, en la calle Mallorca. Allí se han plantado unas 200 personas convocadas por la plataforma 17-A Exigimos Responsabilidades para reclamar una nueva investigación, a fondo, sobre el verdadero origen de los atentados del 2017 en Barcelona y Cambrils. Este colectivo, de marcado carácter independentista, entiende que el Estado, de manera activa o de manera pasiva, desde las cloacas, impulsó o permitió la masacre que acabó con 16 personas muertas y décimas de heridos. «No nos erigimos en representación de las víctimas y sus familiares, el dolor de los cuales respetamos profundamente, somos un grupo de ciudadanos anónimos que reclamamos que se investigue de verdad quién había realmente detrás de aquellos atentados», ha advertido un portavoz de la plataforma.
Manifiesto leído por el actor Manel Barceló
Antes, el actor Manel Barceló, habitual de las concentraciones y actos de este sector del independentismo, había leído el manifiesto de la plataforma con las técnicas de rapsoda que domina por razones profesionales. Uno de los protagonistas del texto ha sido el comisario de la policía patriótica de la época del gobierno del PP, José Manuel Villarejo, ahora jubilado y enjuiciado, miembro destacado de las cloacas del Estado que hace tiempo que destapa.

El manifiesto ha recordado «la declaración en sede judicial del excomisario Villarejo revelando que detrás del imam de Ripoll había los servicios secretos españoles». Según la plataforma, aquella frase Villarejo –que aseguró que el Estado había querido «clavar un susto» a Catalunya cuando faltaba poco para el referéndum del 1-O y que por eso, seguramente, no controló demasiado al imam, en una operación que se los habría escapado de las manos–, «confirma la terrible realidad, de que el 17-A fue un crimen de Estado». «Las cosas que anunciaba José Manuel García-Margallo [que había advertido que pasarían «cosas» en Catalunya si el Procés salía adelante] acontecieron los criminales atentados que acabaron con la vida de 16 personas y decenas de heridos de 38 nacionalidades diferentes», ha leído Barceló. «Hasta ahora, no se han depurado responsabilidades».
Un atentado del Estado «contra sus propios ciudadanos»
«La sangre de las víctimas inocentes y nuestros derechos como ciudadanos europeos nos obligan a exigir responsabilidades», ha añadido. El manifiesto afirma también que «las estructuras del Estado, lejos de dar respuesta a las demandas ciudadanas, han dedicado tiempo y dinero a tapar el rastro de los crímenes». «El peor crimen que puede cometer un estado es atentar contra sus propios ciudadanos, es un crimen de lesa humanidad, y todo para ‘dar un susto’ a la población de un país que tenía expectativas legítimas de un futuro diferente. Antes de reconocer el derecho de los catalanes a decidir nuestro futuro, el Estado español prefirió dar carta libre a un grupo de terroristas», concluye el texto leído por Barceló.
«Hasta ahora, ni la Generalitat, ni el Estado español, ni tampoco Europa nos ha dado respuesta. ¿Hasta cuando callarán? Nosotros no callaremos hasta que se haga justicia, hasta que los responsables de los crímenes lo paguen». Esta frase final ha sido acogida con aplausos y gritos de «Estado asesino».
Performance para representar las víctimas y policías españoles riendo
Previamente a la lectura del manifiesto, miembros de la plataforma habían hecho una performance en la calzada de la calle de Mallorca donde se han tumbado en el suelo para representar a las víctimas del 17-A, que fueron embestidas por una furgoneta que invadió la Rambla y provocó un atropello masivo que dejó un tendido de cadáveres y heridos.
El acto ha sido seguido de cerca por unidades antidisturbios de los Mossos d’Esquadra, que vigilaban el perímetro de la protesta, y por una unidad también de antidisturbios de la Policía Nacional que protegían la puerta de la Delegación y lo contemplaban todo con una expresión burlona y risas de vez en cuando. Esta actitud ha indignado a algunos de los asistentes, que se han dado cuenta y han exclamado «¿de qué se ríen?». La pregunta, pero, ha quedado en alto.