La posible salida de Ada Colau del Ayuntamiento de Barcelona puede volver a poner en la casilla de salida a los partidos para negociar la gobernabilidad en la capital catalana. La presencia de la exalcaldesa ha sido el gran obstáculo para que no se haya cerrado un gobierno tripartito con 24 regidores y, por lo tanto, con una mayoría absoluta. Ahora, con su previsible renuncia, esta posibilidad se volvería a poner sobre la mesa o, al menos, los Comunes se lo tendrán que plantear y abrir un debate sobre que quieren hacer: quedarse en la oposición los poco más de dos años y medio que quedan hasta las municipales de mayo de 2027 o gobernar con el PSC, lo que permitiría a la formación ecosocialista tener más ingresos y visibilidad. En medio de este panorama, ERC, con un preacuerdo cerrado con Collboni, puede ser el gran damnificado de un gobierno tripartito, puesto que solo tiene 5 regidores, mientras que los socialistas tienen 10 y Barcelona en Comú, 9, con un “empate técnico” con el PSC, en palabras de la regidora Janet Sanz esta misma semana, que probablemente será la presidenta del grupo municipal.
Colau podría anunciar que deja el Ayuntamiento el 14 de septiembre en el marco la fiesta del décimo aniversario de Barcelona en Comú, que se hará en la Nau Bostik, o durante la asamblea nacional de los Comunes, que tendrá lugar los días 16 y 17 de noviembre. Fuentes del servicio de prensa aseguran que la exalcaldesa no se irá este septiembre, como informaba

Bonet abre la puerta a un gobierno más allá de ERC
Una vez se confirme la marcha de Colau, la posibilidad de que en Barcelona haya un gobierno tripartito se volverá a poner sobre la mesa. Desde inicios del mandato, esta había sido la condición puesta por Collboni, ya que el PSC no quería dos alcaldes en un mismo gobierno. Como si ya supiera algo, el pasado 20 de agosto, la primera teniente de alcaldía, Laia Bonet, abría la puerta a un gobierno más allá de ERC, afirmando que después de las vacaciones se retomarían las conversaciones “con quienes tengan ganas de construir un gobierno progresista”.
Fuentes del PSC consultadas por el TOT dan por hecho que los Comunes abrirán un debate sobre si tienen que entrar en el ejecutivo socialista o se quedan hasta 2027 en la oposición. La entrada en el gobierno podría chocar con el hecho de que Colau dejaría el Ayuntamiento con la idea de volver a ser la candidata a las municipales el 2027. Fuentes de los Comunes no lo descartan, pero también aseguran que no se ha tomado ninguna decisión. En contra, está el hecho de que el Código Ético de los Comunes establece un límite de dos mandatos a sus cargos electos, y cuando Colau y Sanz formaron parte de la candidatura de 2023, ya se hizo una excepción a lo que dice la normativa interna de la formación.
A lo largo de este año y pico de mandato, los Comunes han cambiado de opinión sobre si tenían que entrar en el gobierno de Collboni. De investir al jefe de filas del PSC, junto con el PP para evitar un gobierno independentista con Xavier Trias de alcalde, y pedir un gobierno tripartito para aprobar el presupuesto de 2024, han pasado a querer quedarse en la oposición, según explicitó la presidenta de los Comunes en el Parlament, Jéssica Albiach, durante la campaña de las elecciones catalanas, y este mismo julio la regidora Carolina Recio, con el objetivo de ser una alternativa a la alcaldía el 2027. Barcelona en Comú tiene previsto hacer un congreso en verano del 2025 para iniciar una nueva etapa política, explicaron en una nota de prensa este verano.

La que sí que habló con este medio fue Janet Sanz. Fue cuando apenas aparecieron las informaciones de la posible salida de Colau. A pesar de que no se refirió explícitamente a ellas, Sanz justificó su voto favorable en la investidura de Collboni «para posibilitar un gobierno amplio de izquierdas y evitar que Trias desmontase nuestro modelo de ciudad, pero Collboni no ha tenido la iniciativa para construir este gobierno y ha preferido jugar a una geometría variable que, de momento, se ha traducido en recortes que afectan a la ciudadanía y que hacen retroceder a Barcelona».
«No somos una fuerza menor», dice Sanz
Y de cara al resto del mandato, Sanz afirmó que su intención era continuar siendo críticos pero propositivos. «Usaremos nuestros votos en el pleno para defender un modelo de ciudad de futuro, verde, feminista y líder en inversión social. No somos una fuerza menor: estamos en un empate técnico con el PSC y tenemos un peso suficiente para condicionar los presupuestos y el proyecto de ciudad que haremos valer, a pesar de que las prioridades de Collboni parezcan ser los acontecimientos de lujo, la venta del espacio público, los favores a empresas y lobbies o la ampliación del aeropuerto». En caso de entrar en el gobierno de Collboni y aprobar el presupuesto de 2025, los Comunes, por ejemplo, verían como se hace realidad un proyecto estratégico para ellos: la conexión del tranvía por la Diagonal hasta Francesc Macià. Y del que Sanz ha sido una de las principales impulsoras.
ERC, ¿damnificada por el efecto dómino de Colau?
Ahora bien, la posible entrada de Barcelona en Comú en la ecuación de la gobernabilidad del ejecutivo de Jaume Collboni cuando Ada Colau se retire -el PSC la considera el gran obstáculo para un pacto-, tendrá un impacto en la posición de ERC. Los republicanos firmaron un acuerdo para aprobar los presupuestos del PSC en febrero de 2023, y desde entonces han estado en posición para ampliar el gobierno socialista con sus cinco regidores. De hecho, se presentaron las líneas maestras del acuerdo de gobernabilidad entre el PSC y ERC, pero la coyuntura política catalana con las elecciones y la posterior negociación para investir a Salvador Illa dejó el acuerdo en
De hecho, la militancia de Barcelona tenía que votar en junio en un congreso en el Orfeó Martinenc si validaba o no el acuerdo con Collboni, pero la Federación de Barcelona aplazó sin nueva fecha la votación aduciendo problemas de aforo. Sin fecha, y con un congreso de ERC para elegir la nueva dirección y definir la estrategia que empezará el 30 de novembre, y que con todo el proceso de debate territorial y estratégico, puede alargarse hasta febrero de 2025. Por lo tanto, todo apunta que, como mínimo, hasta finales de año, la Federación de Barcelona no volverá a convocar a sus bases en un congreso presencial para decir sí o no al acuerdo con el PSC y la entrada en su ejecutivo. En este tiempo, los Comunes también tendrían que hacer un debate para decidir si se negocia o no la entrada en el gobierno municipal, y si el resultado fuera afirmativo, podrían avanzarse el de los republicanos.

Simple y llanamente, si la salida del Ayuntamiento de la exalcaldesa es rápido y el equipo de Janet Sanz acelera las negociaciones, podría ocupar sillas antes de que los de Elisenda Alamany. Con un grupo más potente, de 9 regidores, puede descabalgar a ERC del poder municipal y complicar la situación de los republicanos. De momento, ERC de Barcelona tiene claro, como explicó el TOT Barcelona, que, hasta que el partido no esté ordenado, el pacto queda en el aire. Pero el tiempo corre para todo el mundo y en mayo de 2025 se llega al ecuador de mandato. Por lo tanto, quedarían dos años de gobierno en total, teniendo en cuenta que el último año antes de la convocatoria ya hay que fijar posiciones. Ni los Comunes ni ERC tienen un candidato claro -tampoco Junts- para empezar esta nueva carrera, y estar o no en el gobierno de Jaume Collboni será un condicionante que los dos partidos tendrán que valorar a fondo.